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martes, 30 de marzo de 2021

La justicia de Estados Unidos condenó a 12 años de prisión al ex-policía hondureño, Juan Manuel Ávila Meza, por delitos de narcotráfico.

Por Maibort Petit

  Juan Manuel Ávila Meza, ex miembro de la Policía Nacional de Honduras, fue sentenciado a 12 años de prisión por conspirar para importar cocaína a Estados Unidos. Ávila Meza se declaró culpable anteriormente ante la jueza de distrito de los Estados Unidos Lorna G. Schofield en 2018.



   La agente especial a cargo de la División de Operaciones Especiales de la DEA, Wendy C. Woolcock y la Fiscal de los Estados Unidos para el Distrito Sur de Nueva York Audrey Strauss hicieron el anuncio en conjunto en Nueva York.

“Juan Manuel Ávila Meza aprovechó su posición en la aplicación de la ley y como abogado para intentar elevarse por encima de la ley, beneficiándose de las actividades criminales reprensibles que ayudó a facilitar”, dijo el agente especial a cargo Woolcock. 

Sostuvo la funcionaria que “La sentencia de hoy reafirma que Estados Unidos nunca dejará de controlar la corrupción en la aplicación de la ley. La Administración de Control de Drogas, junto con nuestros socios nacionales e internacionales, continuará trabajando incansablemente para llevar ante la justicia a todos aquellos que participan en el tráfico de drogas ”.

“Juan Manuel Ávila Meza conspiró para transportar grandes cargamentos de cocaína hacia, dentro y fuera de Honduras, incluidos envíos con destino a los Estados Unidos”, dijo el Fiscal Federal Strauss. 

“Brindó información confidencial sobre las fuerzas del orden a los miembros de Los Cachiros para permitirles sus operaciones de tráfico, y negoció reuniones con otros funcionarios corruptos para facilitar el lavado de dinero y el tráfico de cocaína. Juan Manuel Ávila Meza empañó la insignia que llevaba protegiendo a los narcotraficantes en lugar de a aquellos a quienes juró proteger y servir ”.

Según la acusación, otros documentos judiciales y declaraciones realizadas durante los procesos judiciales, entre al menos aproximadamente 2004 y 2014, Ávila Meza trabajó con miembros de una organización de narcotráfico conocida como Los Cachiros, que era un sindicato criminal prolífico y violento que dependía de conexiones con políticos, personal militar y fuerzas del orden para transportar cocaína hacia, dentro y desde Honduras. Durante ese tiempo, y mientras Ávila Meza presuntamente hacía cumplir la ley como oficial de policía y, más tarde, como abogado, Ávila Meza participó en la empresa criminal de Los Cachiros al involucrarse en el tráfico de drogas, lavado de dinero, evasión de sanciones y cobro de deudas.

A partir de 2004, Ávila Meza proporcionó a los Cachiros información confidencial de las fuerzas del orden público para facilitar el transporte de cocaína. 

Ávila Meza también ayudó a los Cachiros con el lavado de dinero y la evasión de las sanciones estadounidenses. En mayo de 2013, la Oficina de Control de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro de EE. UU. Identificó públicamente a Los Cachiros como un grupo importante de narcóticos extranjeros de conformidad con la Ley de designación de cabecillas de narcóticos extranjeros. 

A partir de agosto de 2013, el acusado, como miembro activo tanto de la Policía Nacional de Honduras como de los Cachiros, ayudó a los Cachiros con una transacción de lavado de dinero basada en activos relacionada con una gran propiedad inmobiliaria en San Pedro Sula, Honduras.

En febrero de 2014, Ávila Meza ayudó a organizar y asistió a una reunión entre uno de los líderes de Los Cachiros y Juan Antonio Hernández Alvarado, [también conocido como "Tony Hernández", otro importante narcotraficante condenado que es hermano del actual presidente hondureño Juan Orlando Hernández], para discutir transacciones de lavado de dinero entre una empresa fachada de Cachiros y el gobierno hondureño.

 En junio de 2014, Ávila Meza se reunió con otros seis miembros de la Policía Nacional de Honduras, Fabio Lobo Sosa, el ahora condenado hijo de Porfirio Lobo Sosa, el presidente hondureño que precedió a Juan Orlando Hernández, y dos fuentes confidenciales de la DEA que supuestamente eran miembros de el Cartel de Sinaloa. Durante la reunión, Ávila Meza dirigió una discusión sobre la mejor manera de confiar en la Policía Nacional de Honduras para asegurar el paso seguro de un gran cargamento de cocaína.

Otros seis ex miembros de la Policía Nacional Hondureña, entre ellos, Víctor Oswaldo López Flores, Ludwig Criss Zelaya Romero, Carlos José Zavala Velásquez y Carlos Alberto Valladares García, fueron condenados en este caso por delitos de tráfico de armas y / o drogas por conspirando para importar cocaína a los Estados Unidos. Cada uno de esos individuos se ha declarado culpable en un tribunal federal, junto con el co-conspirador Fabio Lobo. El 5 de septiembre de 2017 Lobo fue condenado a 24 años de prisión; el 6 de febrero de 2018 Flores fue condenado a cinco años de prisión; el 27 de junio de 2018 Velásquez fue sentenciado a 12 años de prisión; y el 27 de septiembre de 2018 García fue condenado a 14 años de prisión. Zelaya Romero espera sentencia del juez Schofield.

 El 18 de octubre de 2019, Hernández Alvarado fue condenado en un juicio ante el juez P. Kevin Castel por delitos de importación de cocaína, armas y declaraciones falsas.

Además de la pena de prisión, Ávila Meza, de 50 años, fue condenado a cuatro años de r supervisado


lunes, 22 de marzo de 2021

Las relaciones con el poder y la policía garantizaron el éxito de los negocios de narcotráfico de Geovanny Fuentes Ramírez

  Su ascendente con altos funcionarios gubernamentales y policiales se convirtió en el atractivo de sus operaciones de narcotráfico.

Por Maibort Petit

   Uno de los aportes más significativos del testimonio que Devis Leonel Rivera Maradiaga rindió ante la Corte del Distrito Sur de Nueva York durante el juicio de Geovanny Fuentes Ramírez, fue que el éxito y la prosperidad del negocio de narcotráfico de este último se debía a sus conexiones con la policía, el poder militar y político en Honduras, lo cual incluía presidentes, alcaldes, representantes del Congreso, generales militares y jefes de policía.

  Rivera Maradiaga, exlíder del cártel de “Los Cachiros” quien mantuvo una sociedad con Fuentes Rivera que se extendió entre 2011 y 2013, dijo en el tribunal que la ascendencia que este último tenía en la policía era tal que, con una llamada a sus contactos, lograba que se retiraran los puestos de control a lo largo de la carretera por donde él planeaba transportar sus cargamentos de droga.

   Narró que él se reunió con Melvin Sanders, alias “Metro” en el taller mecánico "Torres Servicio", ubicado en San Pedro Sula, para discutir los contactos de Geovanny Fuentes Rivera con la policía hondureña. Rivera Maradiaga había conocido de las relaciones del hoy acusado con la Policía Nacional de San Pedro Sula, los cuales “trabajaban”, tanto para Fuentes Ramírez, como para un narcotraficante conocido como "Paico".

  Rivera Maradiaga precisó que entre los nombres de metro le refirió como contactos de Fuentes Ramírez en la policía, estaban el coronel Motiño; el Comisionado Martínez, quien fue un alto oficial de la Policía Nacional de Honduras; el oficial Nuila; el oficial Roja. Todos estos policías trabajarían con Rivera Maradiaga, Metro y Geovanny Fuentes Ramírez, escoltando los envíos de cocaína, resolviendo cualquier inconveniente, o haciendo cualquier otra cosa que fuera necesaria para garantizar el éxito de las operaciones.Los contactos policiales utilizados por los narcotraficantes estaban ubicados en todas partes de Honduras.

  Apuntó Rivera Maradiaga que, durante uno de los envíos de drogas, uno de sus trabajadores fue arrestado en la carretera mientras estaba fuertemente armado en el traslado de un cargamento. De inmediato, Fuentes Ramírez llamó al Comisionado de Policía Martínez para pedirle que llamara al oficial responsable del arresto y ordenara la liberación, pero este no respondió. Entonces, Fuentes llamó al actual alcalde de Choloma y precandidato al Congreso por el Partido Liberal, Leopoldo Crivelli, conocido como “Polo” Crivelli, para pedirle la liberación del hombre y este fue puesto en libertad y le devolvieron su arma.

  Refirió Rivera Maradiaga que Leopoldo Crivelli también informaba a Geovanny Fuentes Rivera sobre las fechas en que la Dirección de Lucha Contra el Narcotráfico (DLCN) de Tegucigalpa o San Pedro Sula, planificaba realizar operaciones en Choloma. Esta información le permitía a Fuentes sacar cualquier arma de su casa para no tener problemas si la allanaban.

El laboratorio de drogas

  Geovanny Fuentes Rivera le pidió a Devis Rivera Maradiaga que invirtiera entre USD 300.000 y USD 500.000 para ayudar a traer la base de cocaína de Colombia al laboratorio de drogas. Rivera Maradiaga respondió que lo pensaría, pero dejó sentado que no estaba interesado porque era un riesgo adicional llevar la base de cocaína al país, pues podía ser incautada. Para él no tenía sentido la inversión, pues solamente importaba cocaína terminada.

  Durante esa reunión sobre la inversión del laboratorio de drogas, Rivera Maradiaga compró dos autos a Fuentes Ramírez para "ayudarlo". Se trataba de dos vehículos valorados en USD 20.000 cada uno, pero por los cuales pagó USD 70.000 en billetes de 20.

   Pero esa no fue la única conversación sostenida en torno a establecer una sociedad en el laboratorio de drogas, pues Geovanny Fuentes Rivera, “Metro” y Devis Rivera Maradiaga sostuvieron otras reuniones para discutir el asunto.

  Las citas tenían lugar en un taller mecánico llamado “Torres Servicio”, lugar donde se acondicionaban los vehículos utilizados para transportar drogas.

Policía investiga el laboratorio

   Durante su declaración ante el Tribunal del distrito Sur de Nueva York, Devis Rivera Maradiaga dijo que, en fecha no especificada, “Metro” concertó otra reunión con él para discutir sobre el laboratorio de drogas ubicado en los cerros del departamento de Cortés.

  Fuentes Ramírez le manifestó a Rivera Maradiaga su preocupación por el hecho de que la policía de San Pedro Sula estuviera investigando el laboratorio, el cual operaba en una propiedad de un comerciante local llamado Fuad Jarufe.

  A través del hijo del alcalde de Choloma, “Polito Crivelli”, Fuentes Ramírez se había enterado de la investigación. Supo que José Miguel Handal Pérez (a) “Chepe” Handal, le dijo a Crivelli del asunto a objeto de que procediera a manejar a la policía para evitarlo. Advertía Handal que cualquier investigación establecería la relación del laboratorio con Geovanny Fuentes Ramírez.

  Por ello, Fuentes le pidió a Rivera que a través de sus contactos averiguara sobre la posible investigación del laboratorio. Rivera Maradiaga contactó a Carlos Valladares, de la policía de investigaciones, quien se encargaría de la averiguación.    

Los envíos de droga

  El testimonio de Devis Rivera Maradiaga también versó sobre los envíos de droga que, según dijo, se recibieron cargamentos en varias partes del país, los cuales arribaron a los departamentos de Cortés, Gracias a Dios, Yoro, áreas en Santa Rosa de Copán, incluyendo El Espíritu, Copán; San Esteban, Olancho; entre otros.

 Durante el testimonio se habló en especificó de tres envíos de droga en los que Fuentes Ramírez estuvo involucrado.

  En primer término, dijo que, en 2011, él se comunicó con Geovanny Fuentes Ramírez a través de “Metro” para informarle que la cocaína procedía de Venezuela y para que escoltara la carga. Se trataba del primer trabajo de Fuentes y Rivera juntos.

  Refirió que el avión transportaba entre 425 y 530 kilos de cocaína que fueron desembarcados en el Valle de Sico y luego llevados a una finca en la vereda El Tigre, ambas localidades del departamento de Colón. Luego la carga se llevó a El Espíritu, Copán.

  Todos los hombres iban armados, Fuentes Rivera con AR-15, Glock verde con selector; Metro con lanzagranadas y pistola dorada; Rivera Maradiaga con AR15 y 93R. El resto del equipo también estaba armado. Acotó que Geovanny también llevaba un pequeño lanzagranadas conocido como "El Moñito" o "El Mono" para ayudar a proteger las drogas.

  Narró que “Metro” llevó un carro con compartimentos secretos que estaban llenos de armas para brindar seguridad al cargamento de drogas. La cocaína se contaba en la finca y se colocaba en compartimentos secretos dentro del NPR (tipo de camión que suele tener aproximadamente 12 pies de largo). Geovanny Fuentes Ramírez tenía tres o cuatro vehículos adicionales por seguridad y dijo que viajaría detrás del camión. La previsión era que, si se encontraba con un puesto de control policial, llamaría a sus contactos, específicamente al comisionado de policía Martínez para que la policía retirara el puesto de control.

  Rivera Maradiaga dijo al tribunal que el cargamento fue entregado a los hermanos Luis y Arnulfo Valle Valle, en El Espíritu (Copán) en su finca. Rivera Maradiaga pagó a Metro y a Fuentes Ramírez entre USD 60.000 y  USD 70.000 en persona para este envío.

  Seguidamente, a instancia de los fiscales, Devis Rivera Maradiaga hizo referencia a otro envío de cocaína, el cual tuvo lugar 3 o 4 meses después del segundo envío. Dijo que se comunicó con Fuentes Ramírez a través de “Metro” pidiéndole que se trasladara a Tocoa a recibir otro envío.

  El avión de la droga transportaba entre 500 y 700 kilos de cocaína y llegó a San Esteban, Olancho, a una pista de aterrizaje clandestina controlada por Fredy Nájera (un exrepresentante del Congreso que se declaró culpable en Estados Unidos con quien Riviera traficaba).

  Se trataba de una cocaína que a Rivera le había vendido Rafael Sierra, uno de los líderes del cartel de Rentería, la cual vendieron luego a los hermanos Valle Valle y entregada en El Espíritu, Copán.

  A su arribo a destino, la cocaína fue llevada a un rancho en Zamoro, Colón donde se encontraban Geovanny Fuentes Ramírez, “Metro”, el camionero y el colombiano de Rentería (“Yuca”).

 Por este cargamento, Rivera Maradiaga pagó Geovanny Fuentes Ramírez en efectivo y en persona.

 El tercer envío a que se hizo referencia en el juicio durante el testimonio de Rivera Maradiaga, el cual ocurrió en 2012, el cual se hizo en otro avión cargado de cocaína procedente de Colombia, el cual quería que Fuentes Ramírez lo recibiera.

  El avión llevaba entre 425 y 500 kilos de cocaína y aterrizó en una pista clandestina junto al río en Baracoa, en el departamento de Cortés, en una zona conocida como “Tapón de los Ojos”, la cual estaba bajo el control de Geovanny Fuentes Ramírez. La droga la recibió “Jack”, un narcotraficante guatemalteco que luego la iba a vender a mexicanos que, a su vez, la venderían en Estados Unidos.

   El avión aterrizó en la franja y Fuentes Ramírez transportó la carga en camión a los hermanos Valle en El Espíritu, Copán, quienes luego se lo entregaron a “Jack”, quien pagó a Rivera Maradiaga el 10 por ciento de la cocaína. Rivera usó después la cocaína para pagar Fuentes y a Metro.





miércoles, 17 de marzo de 2021

Las mil y una fechorías de Geovanny Fuentes Ramírez, según el narcotraficante, Devis Leonel Rivera Maradiaga

  Asesinatos, torturas, secuestros, sobornos al presidente y expresidente, serían algunos de los delitos cometidos por quien hoy se siente en el banquillo de los acusados de la corte de Manhattan.

Por Maibort Petit 

  Durante el juicio que en la Corte del distrito Sur de Nueva York se le sigue a Geovanny Fuentes Ramírez, el exlíder del cártel “Los Cachiros”, Devis Leonel Rivera Maradiaga, presentó testimonio —convocado por la fiscalía— y dio a conocer su relación con el acusado, así como los múltiples crímenes en que participó y que tuvieron que ver con asesinatos a rivales y sobornos a presidentes hondureños, a cambio de protección por sus actividades delictivas.



   Rivera Maradiaga aseguró que Geovanny Fuentes Ramírez en complicidad con otros, secuestró y torturó brutalmente al oficial de policía responsable de la investigación y allanamiento del laboratorio propiedad del imputado, el cual estaba ubicado en el departamento de Cortés. Refirió que el narcotraficante José Miguel Handal Pérez, alias “'Chepe Handal” le informó previamente a Fuentes Ramírez acerca del allanamiento.

   Sobre este hecho, Rivera dijo que aproximadamente 3 o 4 meses después del allanamiento del laboratorio de drogas, Melvin Sanders (a) “Metro”, organizó una reunión con Fuentes Ramírez en un negocio de San Pedro Sula.

  De acuerdo al testimonio rendido ante la Corte, Fuentes Rivera cuando fue informado por Handal del allanamiento que planeaba la policía, sacó toda la droga del laboratorio y fue así como en la operación las autoridades no encontraron nada que inculpara a Fuentes Rivera. Según dijo Rivera, con estas confesiones Fuentes Ramírez sólo buscaba ganarse su confianza.

  Rivera Maradiaga indicó que Geovanny Fuentes Ramírez le informó que había atrapado al policía que lo investigaba cuando este se encontraba en la discoteca Metro en Choloma.

  Fuentes Rivera y otros habrían llevado al policía a Ticamaya, —sostiene Rivera Maradiaga— un pueblo entre San Pedro Sula y Choloma, a un lugar baldío cerca de la laguna de la localidad, y allí lo torturaron, lo golpearon, le pusieron una bolsa de plástico en la cabeza a modo de capucha. Contó que el policía lloró y les pidió que no lo mataran porque tenía una hija pequeña, pero Fuentes ni los otros se conmovieron y le clavaron alfileres en los dedos, lo golpearon en la cabeza con un rifle. Finalmente lo mataron de tres disparos en la cabeza.

  Detalló que mientras el policía era torturado, confesó que estaba investigando a Fuentes Ramírez, a “Metro” y a los dueños de la propiedad donde se ubicaba el laboratorio, habiéndose determinado que el empresario no estaba involucrado en el laboratorio y que acababa de alquilar el terreno.

Los negocios con los del gobierno y el Chapo

  Del mismo modo, dio a conocer que un extesorero del gobierno hondureño de la administración de Roberto Micheletti, de nombre Javier Hernández Mejía y conocido como “Javier Choloma”, acusado en Honduras por lavado de dinero, tuvo que ver con un cargamento de drogas enviado desde Colombia junto con “Los Cachiros” y Geovanny Fuentes Ramírez.

   Igualmente, informó que Fuentes Ramírez mantuvo un encuentro con el narcotraficante Juan Guzmán, primo “El Chapo” Guzmán en San Pedro Sula. Precisó que Melvin Sanders, alias “Metro” y Fuentes vendieron por lo menos tres cargamentos de cocaína a Guzmán.

  Entre las revelaciones de Devis Rivera Maradiaga destacó el hecho de que habría pagado a los pandilleros para asesinar a rivales de la droga, entre ellos, el socio comercial de Geovanny Fuentes Ramírez, "Metro". El acusado proporcionó a los pandilleros y asesinos uniformes de policía y policías militares para asesinar a sus enemigos. Destacó que muchas de las armas que utilizó Fuentes Ramírez eran suministradas por un miembro activo del ejército de Honduras.

   Rivera Maradiaga también testificó que, en 2012, “Los Cachiros” sobornaron al presidente hondureño, Juan Orlando Hernández, con USD 250.000 dólares en aprox. 2012. El dinero fue entregado a la hermana del mandatario, Hilda Hernández.

 Pero según el testimonio de Rivera Maradiaga, también el expresidente, Manuel Zelaya, recibió de Los Cachiros en 2016, USD 500.000 pidiéndole que nombre a su primo como Ministro de Seguridad. Otros USD 500.000 de los Cachiros habrían ido a dar a manos del actual vicepresidente, Ricardo Álvarez, durante la campaña electoral. El hermano del mandatario, Tony Hernández, supuestamente recibió USD 50.000.

  En un encuentro casual de Rivera Maradiaga con Geovanny Fuentes Ramírez en una cárcel de Estados Unidos, este último le dijo al primero que poco antes de su arresto, Juan Orlando Hernández había intentado comprar la compañía de Fuentes por USD 13 millones. Por su parte, Geovanny Fuentes Ramírez le refirió a Rivera Maradiaga, que en otra ocasión se había reunido con Hernández y el empresario Fuad Jarufe en una casa en Choloma, donde el hoy acusado intentó sobornar al actual presidente hondureño con USD 18.000 a cambio de evitar ser arrestado.

El otro asesinato

  Melvin Sanders alias “Metro”, le pidió en 2012 a Geovanny Fuentes Ramírez,

   En 2012, Metro le pidió a Devis Rivera Maradiaga que lo ayudara a investigar el asesinato de su hermano, quien habría sido dado de baja por haber tomado cocaína en consignación y no la pagó.

  “Metro” quería valerse de los contactos de Fuentes Ramírez en la policía para investigar. Rivera Maradiaga también intentó averiguar a través de sus fuentes policiales en San Pedro Sula, pero no tuvo éxito.

  Entre tres y cinco meses después, Geovanny Fuentes Ramírez, “Metro”, Devis Rivera Maradiaga, la seguridad de Metro y un oficial de policía de nombre, Juan Manuel Ávila Meza —expolicía hondureño que espera por sentencia por cargos de narcotráfico en Estados Unidos— mantuvieron un encuentro para discutir sobre los asesinos que habían matado al hermano de Metro.

  Tiempo después Melvin Sanders encontró a los asesinos de su hermano a quienes atraparon Fuentes Ramírez, el propio “Metro” y el ex policía Ávila Meza. Los llevaron a la región de Naco, en el departamento de Cortés, donde los torturaron y asesinaron. Rivera Maradiaga precisó que Geovanny Fuentes Ramírez los roció con gasolina y les prendió fuego.

  De acuerdo al testimonio de Devis Leonel Rivera Maradiaga, Geovanny Fuentes Ramírez le habría pedido USD 20 mil para el pago de los asesinatos.

El barco y los aviones

   En otra parte de su testimonio ante la corte, Rivera Maradiaga hizo mención a algunos de los medios de transporte utilizados por Geovanny Fuentes Ramírez para llevar a cabo los envíos de droga.

   Dijo que el acusado transportó base de cocaína a Honduras en uno de sus barcos, el cual estaba estacionado en el “Encantilado Marine” en el departamento de Cortés, cuando Metro, las mujeres invitadas por este último, Fuentes Ramírez, los hermanos Rivera Maradiaga y su seguridad, se reunieron.

   Fuentes le mostró el compartimiento secreto del barco utilizado para ocultar la droga. Se trataba de una embarcación que había pertenecido a Rivera y había pasado de mano en mano.

   También se conoció que los aviones usados para el narcotráfico por Fuentes Ramírez y un narcotraficante de Guatemala conocido como “Jack”, estaban registrados en Estados Unidos.