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viernes, 7 de diciembre de 2018

'Chupeta' el narco que acaparó la atención del jurado en el juicio del 'Chapo' Guzmán

Por Maibort Petit
@maibortpetit


Ni siquiera el acusado, Joaquín “el Chapo” Guzmán, parpadeaba cuando desde el estrado, Juan Carlos Ramírez Abadía, alias “Chupeta”, hablaba al jurado con un lenguaje directo y preciso. Con cada respuesta que daba aquel hombre de rostro desfigurado e implacable crueldad, despertaba emociones encontradas en los presentes en la corte. Como si fuera de un hecho rutinario se tratara, el exlíder del cártel del Norte del Valle explicó cómo había ordenado asesinar a quienes estimaba lo habían traicionado y, sin reparo alguno, confesó que él mismo le había disparado con una pistola a uno de sus enemigos. El descarnado relato de este criminal que lleva preso en Estados Unidos más de 11 años, despertó la curiosidad de muchos y les cambió el semblante a los jurados que tendrán que emitir un veredicto de culpable o no culpable con relación a Guzmán Loera.
Esta es la cuarta semana del juicio. Ya han pasado por el estrado cuatro testigos cooperantes de la fiscalía, a saber, Jesús “el Rey” Zambada, Miguel Ángel Martínez Martínez alias “el Gordo”, Juan Carlos  Ramírez (a) “Chupeta” y  Germán Rosero (a) "el Barbas”.  Los testimonios han sido desgarradores y han dejado ver que los carteles de la droga no tienen límites en sus perversiones para lograr el cometido de vender sus productos en Estados Unidos. Los relatos de los testigos cooperantes han puesto en discusión la naturaleza de los acuerdos que el gobierno estadounidense establece con los delincuentes que deciden hablar “sapear” a los jefes de las organizaciones criminales para lograr una condena menor a la estipulada en las leyes antinarcóticos.

Chupeta fue sin duda alguna el testigo que más controversia causó en  el juicio esta semana. Parecía un personaje de una película de terror. Vestido con abrigo de invierno, guantes y jeans, Ramírez Abadía lucía como si sufriera un resfriado. En el estrado tenía muchas servilletas, y solía toser frecuentemente. De vez en cuando corregía a los intérpretes que a todas luces no manejan los términos usados en Colombia y México. Chupeta se mostró implacable, duro y definía una línea entre su vida de criminal y la de testigo. Hablaba de un antes y de un ahora y respondía al abogado de la defensa, William Purpura, llegando incluso a desmentirlo en varias ocasiones y colocándolo contra las cuerdas.

Uno de los momentos en los que Chupeta desarmó a Purpura fue cuando el diligente abogado lo interrogó sobre unos libros de contabilidad que dejaban claras las finanzas del cártel del Norte del Valle. 


Se hizo patente que Ramírez Abadía tenía conocimientos de economía. Ante una de las preguntas, el testigo le dijo a la defensa que en contabilidad una cosa eran los ingresos que llegaban a la caja mayor y otra eran los gastos, y con una explicación técnica el narcotraficante hizo que el togado cambiara su estrategia, que a todas luces era lograr que el cooperante confesara cuánto en total había pagado para matar a 150 de sus enemigos. Chupeta respondió que no tenía la cifra exacta en la cabeza, pero admitió que ciertamente había pagado miles de dólares por matar a sus enemigos. 

Ramírez Abadía respondió afirmativamente cuando Purpura le preguntó por unos asesinatos ocurridos en Brooklyn y Nueva Jersey, y por los cuales se declaró culpable. Primero refirió el homicidio de un sujeto llamado Vladimir Biegelman ocurrido en Brooklyn, Nueva York, en 1993 y que supuestamente habría estado relacionado con el cartel de Chupeta.

Otra pareja fue asesinada en Nueva Jersey, muerte que habría sido ordenada por el ahora testigo de la fiscalía. El móvil del asesinato fue supuestamente el robo de mercancía (cocaína) que estaba en unas bodegas. También habría suministrado información a las autoridades norteamericanas. Purpura mencionó a otra víctima de Chupeta en Nueva York para la misma época.

Entre los asesinatos detallados en el juicio, Ramírez Abadía respondió afirmativamente cuando se le preguntó por la muerte de uno de sus enemigos en Colombia, quien fue asesinado por los sicarios de Chupeta junto a 12 de sus sicarios, tras ser convocados por el exlíder del cártel del Norte del Valle a una finca para tratar asuntos relacionados con el narcotráfico.

Chupeta contó que había vivido en Estados Unidos y había montado su estructura en varias ciudades, entre las que mencionó Nueva York, Miami, Los Ángeles, Chicago y Houston. En un momento de su testimonio hizo reír a la audiencia cuando sostuvo que en los años ‘80 había vivido en Miami y había estudiado inglés "no recuerdo si era un college o universidad" y aprovechó "para tratar de vender cocaína". 

Otro asunto que hizo sonreír al jurado fue cuando se le preguntó si era ingeniero y había construido los submarinos con los cuales había enviado toneladas de cocaína a México. Chupeta le aclaró a Purpura que él no era quien había construido los sumergibles, "no soy ingeniero, lo que yo cree fue el método para usar submarinos para transportar mi cocaína desde Colombia a México".

Según las cuentas de la defensa y del mismo Chupeta, se habría transportado unas 40 mil toneladas de cocaína desde Colombia a Estados Unidos, para lo cual habían usado al cártel de Sinaloa y otras organizaciones mexicanas, entre las cuales estaba el cártel de los Arellano Félix.

Chupeta explicó por etapas cómo había enviado su cocaína a los mexicanos. Entre los transportes utilizados destacó los aviones pequeños, lanchas rápidas, submarinos y embarcaciones camaroneras y atuneras, trenes y camiones.
Con detalles asombrosos, reseñó que manejaba el mercado y manipulaba la ley de la oferta y de la demanda. Cuando veía que la cocaína bajaba de precio en Nueva York, escondía la droga en sus bodegas y esperaba que los consumidores aumentaran sus solicitudes para vender con un precio más alto. Alardeó de que su cocaína era la mejor, con una óptima calidad.

Una de las cosas que se pudieron apreciar fue la petulancia con la que habla Chupeta de sus hazañas. Dijo, por ejemplo, que fue el primer narcotraficante a quien se le ocurrió enviar cocaína a México en un submarino, en usar las lanchas rápidas e, inclusive, en usar la ruta del Pacífico sur y hacer entregas de drogas en altamar.

Ramírez Abadía aseguró ante el jurado que había sostenido una larga relación comercial con Joaquín Guzmán Loera, la cual comenzó en la década de los ’90. Indicó que le había pagado un porcentaje superior al que pagó a otros carteles por el hecho que el Chapo era más rápido y más eficaz. De hecho, comentó que había quedado impresionado cuando negoció con el acusado los primeros envíos, por el profesionalismo con el que atravesaba la frontera y llevaba su cocaína a Los Ángeles.

“Chupeta” se logró convertir en un hombre muy rico. Su fortuna superó los 1.800 millones de dólares, cantidad esta que en su integridad había sido lograda con la venta  y producción de cocaína (400 toneladas). 

Chupeta confirmó que donó más de medio millón de dólares para la campaña presidencial de Ernesto Samper, a modo de asegurar que durante su gobierno no fuera extraditado a Estados Unidos.
Asimismo, respondió positivamente cuando el abogado del Chapo le preguntó si había sobornado a periodistas colombianos de "televisión, periódicos" para que no publicaran información que le perjudicara. "Correcto. Hacía pagos de corrupción a la prensa", acotó. 

Igualmente dijo que había dado obsequios a los agentes de la agencia antidrogas estadounidense (DEA) en Colombia. Según Ramírez Abadía les enviaba prostitutas y regalos, incluidos apartamentos, a través de policías colombianos y de unos agentes de la Unidad Especial de Investigación SIU-DIJIN que trabajaban con los federales. "Los agentes estadounidenses nunca recibieron dinero", aclaró.

En el décimo día del juicio, Ramírez Abadía explicó cómo funcionaba el cártel del Norte Del Valle. En su larga exposición, el testigo comentó que había trabajado directamente con Guzmán Loera y que también había proveído droga a otros carteles, incluyendo el cártel de los hermanos Arellano Félix contra quien Guzmán y la organización criminal sinaloense habían librado una cruenta guerra que dejó varios muertos.


Las Juanitas

Igualmente, Juan Carlos Ramírez Abadía hizo referencia a la manera cómo había organizado 10 operaciones que denominó "Juanitas", las  cuales tuvieron lugar entre 2002 y 2005. Explicó que esos envíos se registraron en un libro de contabilidad que fue mostrado por los fiscales al jurado este lunes. Dichas evidencias fueron aceptadas por el juez Brian Cogan, a pesar de la protesta de la defensa que había solicitado durante la mañana una moción para que en el juicio de Guzmán no entraran testimonios de operaciones a ocurridas después del año 2004.

En las planillas mostradas por los fiscales aparecen los registros de ganancias de cada operación, quiénes eran los responsables de la inversión y del recibimiento de la mercancía. El cártel de Sinaloa y Guzmán aparecían repetidamente en las planillas.

Juanita 1: Se exportó exitosamente a Estados Unidos entre 3.600 a 3.800 kilos.

Juanita 2: 6.465 kilos de cocaína, fue recibida por Beltrán Leyva y su lugarteniente, Álvaro Paleo alias "Olfato". En  el registro de este envío, Chupeta usaba un código para sí mismo: Yamilet. En este envío el cártel de Sinaloa invirtió 3 mil kilos de cocaína.

Juanita 3, llevó 6.485 kilos de cocaína y el Juanita 4, contenía 8 mil kilos de droga de los cuales, 3 mil eran del Chapo cuyo código en los reportes de contabilidad era CHA.

Juanita 4 con 8 mil kilos de cocaína salió de Colombia y regresó porque fue abordado por la Guardia Costera de los Estados Unidos y aunque no lograron detectar la droga, Ramírez Abadía prefirió cambiar la embarcación por otra, lo cual incrementó en unos USD 60 el kilo de cocaína.

Juanita 5 llevaba 10 mil kilos de cocaína que fue recibido en México por Beltrán Leyva y Olfato. Juanita 6 llevaba 10 mil kilos de los cuales el cártel de Sinaloa tenía una inversión de 2.500 kilos.

Juanita 7  fue enviada desde Venezuela y recibida por Nacho Coronel en México. El cártel de Sinaloa tenía una inversión de 2.500 kilos.

Juanita 8  fue coordinada desde Brasil llevaba 10.250 kilos de cocaína, mientras que Juanita 9 transportaba 12 mil kilos. Juanita 10 eran 3200 kilos.

De las 10 operaciones, 7 llegaron a México y de allí eran transportadas a los Estados Unidos exitosamente, mientras que 3 fueron incautadas por las autoridades en alta mar (Juanita 8, 9 y 10). "Eso fue una tragedia para mí como narcotraficante, me habían confiscado 22.500 kilos de cocaína en las embarcaciones pesqueras".







martes, 4 de diciembre de 2018

Juicio del Chapo: Testigo del gobierno dice que no es posible operar un cártel sin pagar sobornos a los políticos

Por Maibort Petit
@maibortpetit

No es posible que un cártel de narcotráfico pueda operar sin pagar sobornos a la corrupción política, aseguró quien por años fuera el líder de una de las organizaciones criminales más violentas de Colombia: El cártel del Norte Del Valle. Juan Carlos Ramírez Abadía, alias “Chupeta”,  concluyó su testimonio frente al jurado que emitirá el veredicto en el proceso judicial que se le sigue a Joaquín el Chapo Guzmán. Durante el contrainterrogatorio de la defensa, el exnarcotraficante que funge como testigo del gobierno de Estados Unidos dijo haber pagado sobornos a congresistas, fiscales y hasta la campaña del expresidente, Ernesto Samper, para evitar la extradición.

Mientras Ramírez Abadía emitía su testimonio, el acusado se mostraba displicente y su abogado, Eduardo Balarezo, irascible. 

Entre los aspectos destacados por Chupeta salieron a relucir los asesinatos supuestamente ordenados por el hombre cuando era el líder del cártel del Norte Del Valle. El abogado del Chapo, William Purpura, preguntó si en las hojas de cálculo que el testigo mostraba para llevar las operaciones de su empresa criminal, registraba el pago de USD 45.000,00 a unos sicarios que mataron tres personas. 

Igualmente, Purpura en su empeño de acabar con la credibilidad del testigo frente al jurado, preguntó en detalle sobre varios asesinatos. Uno de ellos fue la muerte por encargo del hermano de Víctor Patiño, miembro del cártel de Cali, por el cual se habría cancelado la suma de USD 338.776,00. Otros USDF 200.000,00 se habrían pagado para matar a un sujeto llamado “Pepe” Crespo García.

Purpura hizo mención a 150 asesinatos vinculados a Ramírez Abadía y en su estrategia de tocar las mentes del jurado, mostró una fotografía con 150 personas y afirmó ante el testigo que esa era mucha gente, haciendo referencia a las supuestas víctimas de Chupeta.

El testigo relató que en 1996 se había entregado voluntariamente a las autoridades colombianas bajo un acuerdo falso y corrupto que implicaba desarticular el cártel del Norte Del Valle. 

“¿Ese era un supuesto arreglo que no ocurrió y usted siguió traficando con drogas desde la cárcel?”, preguntó Purpura y Chupeta aseveró: "No. En lo absoluto". Más adelante sentenció que ni tenía que desmantelar su organización ni colaborar con el gobierno.

“¿En 1996 usted mintió en la cara a las autoridades de Colombia?”, interrogó la defensa.

“Sí”, admitió el testigo.

“¿Usted mintió porque quería seguir? ¿Usted tiene algún respeto por los mexicanos?”, repreguntó la representación legal del Chapo.
La fiscalía pidió que no respondiera y Chupeta sólo dijo: "En ese momento era un delincuente".

Cuando Ramírez Abadía se entregó fue sentenciado a 24 años de cárcel, pero sólo estuvo preso 4 años, esto en razón de que supuestamente habría sobornado a las autoridades para lograr su libertad. "Era un acuerdo ficticio basado en corrupción", acotó el hombre que vestía un abrigo negro de invierno y unos guantes del mismo color.

Purpura lo interrogó sobre sus conversaciones con los fiscales federales para llegar a un acuerdo de colaboración que le podría traer una disminución de su sentencia en 5 años máximo. Ramírez Abadía está sentenciado en Brasil a 30 años de prisión y en su acuerdo de extradición el gobierno brasileño estableció como condición que su pena no podría ser mayor a 30 años, cláusula que Estados Unidos aceptó.

Ramírez Abadía se reúne con los fiscales estadounidenses desde el 1° de octubre de 2008 y, desde ese entonces, ha suministrado información al gobierno sobre los carteles colombianos y mexicanos. Chupeta fue uno de los traficantes que suministró la mayor cantidad de droga al cártel de Sinaloa, organización criminal a la que pertenece en Chapo Guzmán. Cuando el testigo explicaba sus andanzas en México y Colombia mencionó que, además del acusado, trató con la plana mayor del cártel sinaloense, haciendo referencia entre los jefes a Ismael Mayo Zambada, Jesús Rey Zambada, Nacho Coronel, Vicente Carillo Fuentes y Héctor Beltran Leyva, entre otros. 

Hubo un momento en que Ramírez Abadía negó tajantemente las acusaciones hechas por Purpura, cuando este le insistió que había dicho a los fiscales que Amado Carrillo Fuentes era su compadre porque había bautizado a uno de los hijos del traficante mexicano. "Eso no es cierto", dijo el testigo.

Explicó que no era el padrino de ninguno de los hijos de Carrillo, aunque el abogado alegó que en un encuentro con fiscales había dicho que el niño tenía 12 años y que la madre se llamaba Margaret. "Yo me la llevaba muy bien con él, de hecho era con quien mejor me la llevaba de los miembros del cártel de Sinaloa o de la Federación y tuvimos negocios juntos, pero no somos compadres", aclaro. 

Otra de las preguntas de Purpura que buscaban mostrar que Ramírez Abadía estaba engañando a los fiscales estuvo relacionada con una supuesta declaración en la que el exnarcotraficante habría dicho que en 1993 Cristina y Jorgito le había presentado al Chapo Guzmán en México, a lo que el testigo respondió: "Fue Cristina. Yo dije que fue a principios de los años noventa, ya que es imposible que haya sido en 1993, porque ese año Guzmán Loera estaba preso".

Purpura también preguntó al testigo si había mentido en relación a la supuesta orden que le había dado la gente de Guzmán de fabricar cocaína con forma cilíndrica. Para llamar la atención del jurado la defensa mostró un fragmento de un video donde se presentaba un decomiso de droga en las latas de jalapeño, donde podían apreciarse unos kilos de cocaína cortados por la mitad. Luego, la fiscalía retomó el asunto y mostró una parte del mismo video que la defensa no había dado a conocer, donde se veían figuras cilíndricas en los paquetes que salían de las latas.

Purpura también preguntó a Ramírez si había visitado a Guzmán en la cárcel entre 1992 y 1996, a lo que el testigo respondió que "nunca ni hablé con él cuando estaba preso". En su lugar habría hablado con el hermano del acusado, Arturo Guzmán, quien el encargado de las operaciones cuando el Chapo estaba preso.

Universidad en Miami

En la audiencia se dio a conocer que Chupeta estudió inglés en una universidad en Miami, además de economía y finanzas en una universidad de Colombia. Y aunque la defensa quería demostrar que él había hecho los submarinos que traían las drogas desde Colombia a México, el hombre aseguró que él no había participado en la construcción, puesto que no era ingeniero, sino que había creado el método nuevo para hacer los envíos.

Purpura también le preguntó al testigo si habla portugués sin acento, a lo que Chupeta respondió que sí  hablaba la lengua, pero con acento extranjero.

También le preguntó si era un líder de una industria de narcotráfico que ganaba miles de millones de dólares mintiendo, matando, corrompiendo, manipulando y que si sabía cómo beneficiarse de la información, a lo que este respondió que todo eso había ocurrido durante su vida como traficante, pero en su vida como testigo, "no, señor". 

Ramírez Abadía fue arrestado en Brasil el 1° de abril de 2007, cuando portaba una falsa identidad como Marcelo Javier Unzue, un hecho que ocurrió justo cuando se recuperaba de unas cirugías que se había practicado para cambiar su rostro. Las autoridades le confiscaron todas las propiedades y caletas de dinero que tenía ocultas en varios lugares, incluyendo una corneta de sonido.

Asimismo confiscaron una serie de documentos de identidad, cédulas y pasaportes de Venezuela, Paraguay y Argentina.

El hombre tenía un pasaporte venezolano expedido en San Cristóbal, estado Táchira, bajo el nombre de José María Valencia Orellano.
“¿Todas esas identidades eran mentiras?”, preguntó Purpura y el respondió: “Absolutamente mentira”.

— ¿Usted mintió para estar libre?, interrogó la defensa.

— Obvio, señor.

Purpura mostró varias fotografías donde Ramírez Abadía aparecía con diferentes facciones a las que el abogado del Chapo llamó disfraces. "Todas esas identidades para evitar ser extraditado a Estados Unidos, por ello usted cambio la apariencia de su cara, nariz, parte de su mentón, pómulos, trasplante de pelo, se hizo abrir más los ojos e implantes de labios. Usted que era un hombre guapo tomó su cara y la cambió dramáticamente su rostro para que no lo extraditaran".

Chupeta respondió afirmativamente, subrayando que de no hacerlo sería capturado y él no estaba dispuesto a pasar tiempo en prisión. 

Compra de políticos colombianos

El ahora testigo de la fiscalía, dijo que en 1990 había pagado entre USD 25.000 y USD 50.000,00, o más, para tener escuchas en el Congreso y que entregó USD 200.000,00 dólares a los hermanos  Rodríguez del cártel de Cali para que pagaran a políticos colombianos.


Aseguró además que pagó USD 1.000.000,00 a un congresista para que este le diera un salvoconducto.

Admitió que había pagado más de USD 500.000,00 a la campaña del expresidente colombiano, Ernesto Samper, apostando a un beneficio para el futuro.

Asimismo afirmó que cuando el Congreso de Colombia estaba discutiendo la restitución de la figura de la extradición, pagó USD 10.000.000,00 para influenciar a los congresistas para que dicha norma no fuera retroactiva.

Corrompió a la prensa

Los sobornos del exlíder del cártel del Norte Del Valle habrían servido también para pagar a la prensa, televisión, periódicos y que estos emitieran informaciones que no fueran perjudiciales a su persona y su organización.

Agentes de la DEA y las prostitutas

La defensa del Chapo puso sobre la mesa la supuesta corrupción de agentes de la Agencia Antinarcóticos Americana en EE. UU., al señalar que Ramírez Abadía les había ofrecido prostitutas, apartamentos y regalos, aunque aclaró que no aceptaron los sobornos en efectivo.


Ramírez Abadía comentó que las coimas a los agentes de la DEA se habían canalizado a través de la unidad SUI de la embajada de Estados Unidos en Colombia.

Fernando Botero

Purpura preguntó a Chupeta si entre 1990 y 2007 había visitado la galería de Arte de Guzmán y el testigo contestó negativamente. 
Igualmente, el abogado le insinúo si se había montado en el “Chapito”,  lo que Ramírez negó también. 

Seguidamente mostró fotos de dos obras del artista colombiano, Fernando Botero,  (“La mujer ante el espejo”), cuyo costo fue de USD 500.000,00. Asimismo, la pintura “La mujer con el lazo negro”, a un costo de USD 580.000,00. Chupeta dijo que no apoyaba al artista, sino que simplemente había comprado sus obras.

lunes, 3 de diciembre de 2018

Juicio del Chapo Guzmán: Narcotraficante 'Chupeta" asegura que envió 10 mil kilos de cocaína al cártel de Sinaloa desde Venezuela

Por Maibort Petit
@maibortpetit

El ex narcotraficante colombiano, Juan Carlos Ramírez Abadía, alias “Chupeta”, dijo durante su testimonio en el juicio de Joaquín “El Chapo” Guzmán, que en 2004 envió un cargamento de 10 mil kilos cocaína desde Venezuela a México por vía marítima, una droga que —según afirmó— pertenecían al cártel de Sinaloa.

Ramírez Abadía, quien es testigo del gobierno de Estados Unidos en el juicio de Guzmán Loera, busca probar la vinculación del Chapo con el cártel de Sinaloa y convencer al jurado de la enorme actividad criminal del acusado, la cual incluye 18 años de negocios con "Chupeta".

El exnarcotraficante preso en Nueva York desde su extradición en 2007, aseguró que huyó a Venezuela porque había una presión muy fuerte para extraditarlo a los Estados Unidos. "El gobierno norteamericano había ofrecido una recompensa de USD 5 millones por mi captura y lo habían hecho público con una foto mía", recordó a la vez que advirtió que había tratado de sobornar a varios agentes de la Agencia Antidroga DEA que operan en la Embajada de los Estados Unidos en Colombia, a través de unos agentes de la Unidad Especial de Investigación SIU-DIJIN que trabajaban con los federales. "Los agentes estadounidenses nunca recibieron dinero", aclaró.

Cómo funcionaba su cártel

En el décimo día del juicio, Ramírez Abadía explicó cómo funcionaba el cártel del Norte Del Valle. En su larga exposición, el testigo comentó que había trabajado directamente con Guzmán Loera y que también había proveído droga a otros carteles, incluyendo el cártel de los hermanos Arellano Félix contra quien Guzmán y la organización criminal sinaloense habían librado una cruenta guerra que dejó varios muertos.

Las Juanitas

Igualmente, Juan Carlos Ramírez Abadía hizo referencia a la manera cómo había organizado 10 operaciones que denominó "Juanitas", las  cuales tuvieron lugar entre 2002 y 2005. Explicó que esos envíos se registraron en un libro de contabilidad que fue mostrado por los fiscales al jurado este lunes. Dichas evidencias fueron aceptadas por el juez Brian Cogan, a pesar de la protesta de la defensa que había solicitado durante la mañana una moción para que en el juicio de Guzmán no entraran testimonios de operaciones a ocurridas después del año 2004.

En las planillas mostradas por los fiscales aparecen los registros de ganancias de cada operación, quiénes eran los responsables de la inversión y del recibimiento de la mercancía. El cártel de Sinaloa y Guzmán aparecían repetidamente en las planillas.

Juanita 1: Se exportó exitosamente a Estados Unidos entre 3.600 a 3.800 kilos.

Juanita 2: 6.465 kilos de cocaína, fue recibida por Beltrán Leyva y su lugarteniente, Álvaro Paleo alias "Olfato". En  el registro de este envío, Chupeta usaba un código para sí mismo: Yamilet. En este envío el cártel de Sinaloa invirtió 3 mil kilos de cocaína.

Juanita 3, llevó 6.485 kilos de cocaína y el Juanita 4, contenía 8 mil kilos de droga de los cuales, 3 mil eran del Chapo cuyo código en los reportes de contabilidad era CHA.

Juanita 4 con 8 mil kilos de cocaína salió de Colombia y regresó porque fue abordado por la Guardia Costera de los Estados Unidos y aunque no lograron detectar la droga, Ramírez Abadía prefirió cambiar la embarcación por otra, lo cual incrementó en unos USD 60 el kilo de cocaína.

Juanita 5 llevaba 10 mil kilos de cocaína que fue recibido en México por Beltrán Leyva y Olfato. Juanita 6 llevaba 10 mil kilos de los cuales el cártel de Sinaloa tenía una inversión de 2.500 kilos.

Juanita 7  fue enviada desde Venezuela y recibida por Nacho Coronel en México. El cártel de Sinaloa tenía una inversión de 2.500 kilos.

Juanita 8  fue coordinada desde Brasil llevaba 10.250 kilos de cocaína, mientras que Juanita 9 transportaba 12 mil kilos. Juanita 10 eran 3200 kilos.

De las 10 operaciones, 7 llegaron a México y de allí eran transportadas a los Estados Unidos exitosamente, mientras que 3 fueron incautadas por las autoridades en alta mar (Juanita 8, 9 y 10). "Eso fue una tragedia para mí como narcotraficante, me habían confiscado 22.500 kilos de cocaína en las embarcaciones pesqueras".

Los submarinos

Luego de esas confiscaciones decidió cambiar el transporte "de pesqueros a submarinos" que viajan sumergidos en el mar y que no eran fáciles de detectar ni por los aviones ni por las fragatas de las autoridades. Logró entregar al cártel de Sinaloa entre 8 a 10 submarinos cargados con entre 4.000 y 5.000 kilos de droga, aproximadamente.

Cuando empezaron a confiscar los submarinos regresó a los aviones pequeños de pistón llamados entre ellos “cometas”, los cuales salían de Colombia y llegaban a Centroamericana, específicamente a Guatemala, desde donde el cártel de Sinaloa recogía la carga y la llevaba a Estados Unidos.

Cada avión “cometa” llevaba entre 600 a 800 kilos de cocaína. Chupeta dijo que envió unos 10 aviones con cargamento en esta etapa de su carrera criminal, pero no todos llegaron a ser “coronados”, sino que algunos fueron interceptados.

Por último, dijo que había enviado droga a Estados Unidos, con el cártel de Sinaloa por trenes. Debido a las confiscaciones había una demora en el pago de la cocaína por parte de la organización de Guzmán y, por ello, utilizaron la vía de los trenes, pero un cargamento que se envió en una carga de aceite vegetal a Nueva York en 2003, también fue confiscada por las autoridades. En encargado de este envío era Tilso Martínez alias "el Futbolista", a quien Ramírez había conocido en los años 1990-1991 en Ciudad de Juárez, cuando trabajaba con Amado Carrillo Fuentes.

Fue una operación que llevaba entre 3.600 a 3.800 kilos de cocaína y llegó exitosamente a México.

Una vez logrado el envío con éxito, empezó a planear el tercer envío que le llevó unas 3 o 4 semanas. Para realizar estas operaciones trabajó con la guerrilla y/o los paramilitares para coordinar. Refirió que pagaba sobornos a funcionarios de la Naval de Colombia para que le informaran dónde estaban las corbetas de los Estados Unidos en el Océano Pacífico, de manera de evitar que los cargamentos fueron interceptados.

Debido al número de incautaciones de cocaína de que había sido objeto, decidió cambiar los mecanismos de transporte de embarcaciones pesqueras a lanchas rápidas. Esos barcos eran hechos por él mismo, con su dinero. Precisó que se reunieron con un contador llamado Esteban Manuel Rentinera y con Sergio Ramírez.

En el libro de contabilidad, llamado caja mayor, aparecían todos los gastos que se estaban haciendo en las “Juanitas” y cómo se fueron organizando. “Chupeta” revisaba los reportes contables semanalmente.

Entre abril y mayo de 2004 se tuvo que ir de Colombia porque había salido una solicitud de extradición por una acusación formal que cursaba en la Corte Federal de Washington DC.  Es por ello que decidió irse a Venezuela, desde donde continúo manejando la organización criminal del Cártel Del Norte Del Valle.

Ramírez Abadía envió desde Venezuela 10 mil kilos de cocaína al cártel de Sinaloa en una operación que denominó “Juanita 7” y cuya contabilidad fue presentada en la audiencia. 

Chupeta dijo que tenía un lugarteniente en Venezuela que era el responsable de revisar sus cuentas y que estaba en contacto con el constantemente.

De Venezuela se fue a Brasil y desde ese país continúo manejando su cártel.

Desde Brasil realizó los envíos de Juanita 8, 9 y 10. De todos esos cargamentos guardaba un registro pulcro y comentó que sus empleados le enviaban la información por correos humanos que portaban stickers de memorias con la información detallada.


domingo, 2 de diciembre de 2018

Explosivas revelaciones se esperan durante la cuarta semana del juicio del 'Chapo' Guzmán

Por Maibort Petit
@maibortpetit

El segundo día del  testimonio del ex narcotraficante colombiano, Juan Carlos Ramírez Abadía, alias "Chupeta", previsto para el lunes 3 de diciembre, ha generado grandes expectativas entre los que realizan la cobertura del juicio de Joaquín Guzmán Loera que tiene lugar en la Corte del Distrito Este de Nueva York. En su primera aparición ante el jurado fue sorprende. El jurado quedó atónito ante la presencia del hombre que se cambió por completo los rasgos de su cara para no ser advertido por las autoridades de Brasil y Colombia, y quien usó pasaportes falsos con diversas identidades y cédulas de identidad venezolanas (documentos emitidos por el gobierno de Hugo Chávez) para iniciar una "nueva vida" en Sao Paolo desde donde manejó su imperio de drogas y de violencia.  

 "Chupeta" llegó el jueves 29 de noviembre al tribunal ataviado de una gruesa chaqueta de invierno negra, guantes de lana y unos jeans. De verbo directo, y sin tapizas de ninguna naturaleza, el hombre de 55 años dijo ante el jurado que reconocía a Guzmán, a quien identificó frente al jurado, y admitió que trabajó en asociación con el Chapo por unos 18 años, y que el acusado le había prestado uno de los servicios más rápidos para el traslado de la droga desde México a Estados Unidos de una manera rápida y segura, lo que lo diferencio de los otros traficantes mexicanos.
Cuando el juez de la causa, Brian Cogan anunció al testigo de la fiscalía, Ramírez Abadía dijo que tenía ciertos problemas médicos y que necesitaban hacer unos arreglos en la sala para lo cual sacó al jurado unos cinco minutos. Cuando  "Chupeta" entró se escuchó un silencio sepulcral y se notó un cierto espanto en las caras de los presentes. Guzmán se quedó mirándolo acucioso y sin que probablemente pudiera reconocer su aspecto, puesto que el narco colombiano se hizo cirugías en el rostro que cambiaron por completo su apariencia y no sólo eso. Las fotos que se dieron a conocer tras su captura el 9 de agosto de 2007, no tienen similitud con el rostro mostrado en noviembre de  2018, que refleja un cambio radical en las facciones, en los pómulos y en los ojos del sentenciado y otrora poderoso capo de la droga.

Ramírez Abadía dijo que su Cartel del Valle del Norte traficó unos 400,000 kilos de cocaína hacia los Estados Unidos durante sus dos décadas con la organización. Y aseguró que el cartel mexicano que lideraba Guzmán fue el que más contrabandeó su cocaína a  Estados Unidos.

En las primeras dos horas y media de testimonio Ramírez Abadía contó los pormenores de los negocios de droga hechos desde 1988 hasta su captura en 2007. Una larga historia de criminalidad que sacó a flote la estrategia usada por los carteles para escabullirse de las autoridades antinarcóticos y lograr con éxito mover miles de toneladas de cocaína desde Colombia a México y desde allí a Estados Unidos a través de la extensa frontera entre los dos países. También reveló los procesos de producción, los secretos para lograr una cocaína de óptima calidad que se distinguiera entre los adictos al producto en Los Angeles, Nueva York, Chicago, Miami y otras urbes cuyos habitantes se deleitan por el consumo de la variedad de productos alucinógenos que con tanto profesionalismo producen las organizaciones criminales suramericanas y mexicanas.

Antes del testimonio de  "Chupeta" habían estado en el estrado dos oficiales de la marina norteamericana y el agente de la DEA, Scott Schoonover quienes había participaron (en diversos roles) en varias incautaciones de cocaína ocurrida en embarcaciones en el océano pacifico.

Uno de los momentos claves de la audiencia fue cuando Schoonover sacó una bolsa pesada contenida de kilos de cocaína que sonó cuando golpeaba la mesa de la fiscalía. La droga formaba parte de una operación de incautación de las autoridades de Estados Unidos.


El crimen y la corrupción en el cartel de Ramírez, como el de Guzman, también involucraron el asesinato. Ramírez admitió haber ordenado el asesinato de unas 150 personas, incluidos los estadounidenses, y dijo que él personalmente disparó y mató a alguien.

Ramírez está detenido en los Estados Unidos por cargos de narcotráfico. Como parte de su acuerdo de extradición con Brasil, donde fue capturado por primera vez, no deberá cumplir más de 30 años de prisión. Sólo podrá librarse de 5 años si los fiscales quedan satisfechos luego de su testificación.

Este lunes Ramírez Abadía seguirá con sus revelaciones y se espera que las mismas incluyan el reconocimiento de la cocaína que el agente Schoonover puso a ante los ojos del jurado, la cual tiene la marca Xtra, que en un principio no fue nombrada por el testigo, aunque este dijo que eran tantas las marcas que le ponía a su cocaína para evitar que el cartel Del Valle del Norte fuera identificado en caso de incautaciones, que no se podría acordar de todas.






jueves, 29 de noviembre de 2018

Proveedor de cocaína colombiano asegura que trabajó con el Chapo Guzmán por 18 años

Por Maibort Petit
@maibortpetit

Cuando el tedio del juicio empezaba a subir por las largas horas de testimonios de agentes de la ley norteamericana,  apareció en escena uno de los líderes del cartel del Norte Del Valle de Colombia, Juan Carlos Ramirez Abadia alías "Chupeta" y el ambiente de la sala de la corte se transformó. Aquel hombre de cara reconstruida, con acento norteño y desenfadado causó conmoción cuando empezó a explicarle a los jurados que sostenía una relación de larga data con Joaquín el Chapo Guzmán y que el acusado traficó más de 400 monedas de la droga que fueron ingresadas a los Estados Unidos por la frontera mexicana.

Ramírez Abadia(55), "Chupeta" fue arrestado en Brasil en 2008 y deportado a Estados Unidos. Lleva 11 años y medio en la cárcel. Durante su espeluznante testimonio dijo que, desde 1998 hasta 2007 aproximadamente, había traficado unos 400 mil kilos de cocaína a Estados Unidos y que había sido el responsable de al menos 150 muertes, una de las cuales había sido ejecutada por él mismo y que  matando a un hombre a tiros directamente en la cabeza y en la cara.

Aseguró que fue el jefe del cartel del Norte Del Valle y que por más de dos décacas se dedicaba a transportar cocaína desde Colombia a los Estados Unidos. Acotó que su cartel tenía cinco frentes:

1) El brazo armado que brinda protección a la organización, a la vida de los miembros de su familia, de los cargamentos de cocaína, para eliminar enemigos, informantes y proteger los negocios y se hacía a través de sicarios.

2) El frente de la corrupción se usaba para comprar funcionarios del gobierno a cambio de su trabajo.

3) La caja mayor que se encarga del manejo del dinero sucio de la organización. 

4) Lavado de dinero.

5) El brazo operativo que se encarga de cargar la cocaína y de preparar los envíos.

El hombre con el rostro desfigurado afirmó que ordenó matar unas 150 personas aproximadamente entre 1989 y 2007 y que mató a una personalmente en 2004. Dentro de las muertes había unas víctimas en los Estados Unidos, por las cuales se declaró culpables.

20 años de trabajo con el cártel de Sinaloa

Ramírez Abadia aseguró que trabajó para el cártel de Sinaloa por 17 ó 18 años y que la organización de Guzmán Loera tenía similitudes con la suya, como por ejemplo, el el fuerte de corrupción para recibir y enviar mi cargamento de cocaína y un brazo armado para operar.

En 1990 empezó a trabajar con el Chapo Guzmán, antes traficó con otros miembros del cártel, ya que enviaba cocaína a los Estados Unidos por México desde aproximadamente 1986 ó 1987.

Comentó que desde 1985-1986 viajó a Estados Unidos en 3 ó 4 veces a Miami, Los Angeles y Nueva York para recibir su cocaína y  luego distribuirla y venderla en las calles. Aseguró que en oportunidades procesaba la cocaína en un laboratorio en Miami, Florida y luego la enviaba a Nueva York en camiones, con mulas, en aviones y por otras vías. El dinero que ganaba de la venta de la droga era enviado a Colombia y una parte se quedaba en México para pagar algunos gastos.

Aseguró que su cartel tuvo estructura y operaba en Los Angeles, Nueva York principalmente  en Chicago, Houston, y Fenix, Arizona. esas estructuras las creo en 1986-1987 y las mantuvo hasta 1996-1997.  

En 1988 fue la última vez que estuvo en Estados Unidos porque cuando intentó regresar, presentó un pasaporte falso y lo enviaron de vuelta a Colombia el mismo día y fue preso por un mes. "Pagué corrupción para desaparecer mi expediente". Pagó  para destruir todas las fotos de que existían de su persona en las oficinas del gobierno colombiano, y borrar todos los rastros, incluyendo su cédula de identidad. "Los desaparecí completamente para evitar que las autoridades tuviesen información de mi y así poder facilitar mis actividades".

El hombre sostuvo que supervisaba "personalmente" sus operaciones en Colombia, iba inclusive a los laboratorio para asegurarse que su cocaína fuera de "alta calidad" y que se reputación como proveedor creciera no solo en México sino con sus clientes en los Estados Unidos.

Explicó cómo envolvían la cocaína y las diferencias que había en los embalajes para los envíos que iban por avión y los que iban por barco, señalando que las que enviaban por transporte marítimo requerían de una envoltura de caucho para protegerla del mar.

Reunión con el Chapo

Ramírez Abadía contó cómo había ocurrido su primer encuentro con Guzmán en  ciudad de México, en el lobby de un hotel a principios del 1990. En ese encuentro al que asistió él, Guzmán Loera, Ismael 'Mayo' Zambada, Arturo Guzmán 'el Pollo', "el Gordo', su lugarteniente,  Sergio Ramírez, 'Pechuga"  se habían acordado los  primeros envíos de cocaína desde Colombia a México.

Antes- afirmó- había tenido una reunión con 'Mayo' Zambada en Tijuana a finales de 1989. Para esa época era uno de los jefes del cártel de Sinaloa que también se le conocía como al Federación. 

Luego del primer encuentro con Guzmán se organizó la logística y se enviaron los primeros 5 aviones cargados de unos 4 mil kilos de cocaína que fueron recibidos en México y transportados a Los Angeles en un tiempo récord de una semana. Admirado comentó que nunca antes había trabajado con traficantes mexicanos tan rápidos como Guzmán.

Admitió que las ganancias del cártel de Sinaloa eran de un 40 por ciento de su cocaína, y que él y su organización se quedaban con un 60 por ciento. Guzmán cobraba más que los otros carteles que usualmente cargaban un 37 por ciento, pero que el servicio que ofrecía era más rápido y que garantizaba la protección de la carga en México.

Ramírez Abadia sostuvo que los cargamentos recibidos por Guzmán eran transportados en ocasiones por la misma policía federal mexicana y por la gente del Chapo, y que los funcionarios policiales también participaban en la descargas de los aviones.


El narcotraficante, quien es ahora testigo del gobierno, que empezó a trabajar con el cártel Del Valle del Norte,  le aclaró que era la primera vez que colaboraba con la fiscalía en un caso. En el año 2010 se declaró culpable en la Corte del Distrito Este de Nueva York y hasta ahora no ha sido condenado en Estados Unidos. 

En Brasil, Ramírez Abadia fue declarado culpable de lavado de dinero, corrupción, conspiración y uso de documentos falsos. También fue obligado a pagar una multa de $ 2.5 millones. Su extradición se aprobó bajo la condición que la condena en el tribunal estadounidense no supere los 30 años, es decir, que no podrán sentenciarlo a cadena perpetua, como las acusaciones federales recomiendan.

El testimonio de Ramírez seguirá el próximo lunes 3 de diciembre.

Moción de los fiscales contra abogado del Chapo

Este jueves, los fiscales sometieron a la consideración del juez Brian Cogan una moción donde sostiene que un tweet de la cuenta particular del abogado de Guzmán, Eduardo Balarezo @balarezolaw habría sido diseñado para generar temor en el jurado. 

El tweet enlaza a una canción llamada "Puño de tierra" que de acuerdo al testigo Miguel Ángel Martínez Martínez fue tocada por una banda por más de 20 veces una noche antes del cuarto intento de  homicidio ordenado por el Chapo cuando este estaba en la cárcel en México con dos granadas que explotaron en su celda. 

Los fiscales solicitaron al juez Cogan que "amoneste" a los abogados de Guzmán por tuitear sobre el juicio, a la vez que argumentan que varios tweets recientes del defensor "crean un riesgo sustancial de que interfieran con un juicio justo".