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lunes, 7 de junio de 2021

Irán y Venezuela, una sociedad que envuelve muchos negocios y "secretos de Estado"

 Por detrás de los acuerdos de cooperación que ambos países mantienen desde el inicio de la era Chávez y, luego, con su sucesor Maduro, pareciera regir una serie de relaciones que van más allá del intercambio comercial y cultural.

Por Maibort Petit

  Si bien la relación iraní-venezolana no tuvo su origen con el chavismo, pues el nexo se remontaba a principios del siglo 20, el vínculo se circunscribía, principalmente, a actividades culturales, diplomáticas y, tal vez, de inteligencia. Pero con la llegada de Hugo Chávez Frías al poder en Venezuela a finales de 1998, el asunto comenzó a dar un giro y el régimen chavista inició un proceso de remozamiento y reforzamiento de lo que, hasta ese momento, había significado el rol de Irán en Venezuela. Se daban los primeros pasos de una relación militar que, según todo indica, está muy lejos de ser transparente.

   En la actualidad, el régimen de Nicolás Maduro mantiene una política expansionista en Latinoamérica y el Caribe, par lo cuenta con el apoyo de agentes estatales externos. En esta estrategia se inscribe el anuncio que formuló el 6 de noviembre de 2020, cuando informó la creación de una nueva Comisión Científico-Militar dentro de las Fuerzas Armadas venezolanas, la cual tiene el supuesto objetivo de modernizar los sistemas de armas venezolanos. Del tema no se han ofrecido detalles hasta la fecha, en el sentido de explicar qué sistemas se propone actualizar. Lo que sí advirtió fue que en tal cometido contará con el apoyo de asesores como China, Irán y Rusia.

  Esto trae a colación, el acuerdo estratégico de 25 años suscrito entre Beijing y Teherán, así como la extensión a 20 años de un acuerdo de armas con Moscú, lo cual supondría un beneficio para la referida nueva comisión de defensa venezolana dirigida al establecimiento de una fuerza militar multipolar en Venezuela que, sencillamente, redunde en el fortalecimiento del régimen de Maduro.

  Tales consideraciones forman parte del informe denominado “Irán y Venezuela: una asociación estratégica”,informe denominado “Irán y Venezuela: una asociación estratégica”, publicado en la Revista Diálogo, del Comando Sur de los Estados Unidos y elaborado por Joseph M. Humire, director ejecutivo del Centro para una Sociedad Libre y Segura y experto en amenazas transnacionales en el continente americano, además de ser coautor del libro “La penetración estratégica de Irán en Latinoamérica”.

  En dicho reporte, Humire recuerda que el pasado enero de 2019, el ministro de Defensa de Irán, Amir Hatami, visitó Caracas para asistir al cuestionado acto de toma de posesión de Maduro luego de haber resultado vencedor en unos comicios calificados de irregulares e ilícitos. La llegada del titular de la cartera castrense iraní es un signo que fortalece la cooperación entre Irán y Venezuela en materia de defensa. Posteriormente, apunta el informe, en el mismo año 2019, durante la plenitud de la crisis humanitaria que acogota a Venezuela, las Fuerzas Armadas venezolanas formaron parte de los “Juegos Militares Internacionales de Rusia 2019”, junto con China y Rusia. Un hecho que, para nada, puede considerarse poco significativo, toda vez por primera vez en la historia, China, Irán y Rusia llevaron a cabo simulacros navales conjuntos en el golfo de Omán y en el océano Índico. Ya hace poco, a mediados de febrero de 2021, los tres países llevaron realizaron simulacros navales similares en el norte del océano Índico.

   Joseph Humire refiere que, si bien por el momento, estos actos de cooperación militar conjunta, ocurren al otro lado del mundo, Rusia incrementa su presencia militar en tierras venezolanas, al tiempo que China ofrece apoyo desde las sombras, mientras Irán, no obstante, se perfila como el eje de esta nueva fuerza multipolar en tanto construye su puente aéreo y marítimo hacia Venezuela. Para el experto en temas de seguridad, esto es un paso fundamental para convertir esta asociación estratégica entre Irán y Venezuela, en la inversión más exitosa de la nación islámica fuera del Medio Oriente.


No es sólo una relación comercial

    En la región latinoamericana otras voces ya habían alertado sobre el peligro de esta relación, como es el caso de Iván Duque, presidente de Colombia, quien en agosto de 2020 manifestó su preocupación cuando refirió que el régimen de Maduro estaba en procura de comprar misiles de mediano y largo alcance a Irán. Apuntaba el mandatario neogranadino al incremento de una mayor cooperación comercial entre Teherán y Caracas surgida a partir de 2020, cuando desde el país oriental se enviaron de más de 2,35 millones de barriles de gasolina a Venezuela a cambio de, al menos, 9 toneladas de oro, equivalentes a USD 500 millones, que arribaron a Irán.

  Para Humire, no es un mero intercambio comercial transaccional y oportunista sustentado en la satisfacción de las necesidades de ambos regímenes, sino que se trata de una cooperación comercial con dimensiones militares establecida sobre una red de empresas ficticias pertenecientes al ejército clerical de Irán, a saber, el cuestionado Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI). No es, pues, simple oportunismo, es la conformación de una asociación estratégica altamente beneficiosa para ambos regímenes en su afán de disminuir la desventaja geográfica natural iraní con los Estados Unidos.

El desarrollo de la asociación estratégica

  Desde el comienzo de la era chavista con la llegada al poder en Venezuela de Hugo Chávez, como ya apuntamos, se inició un proceso de fortalecimiento de las relaciones bilaterales de Irán y Venezuela que, ahora sí, incluía la materia militar.

  Fue así como entre 2004 y 2013, Irán y Venezuela firmaron varios acuerdos de cooperación energética y militar caracterizados en su mayoría por sobreprecios, entregas incompletas y la no materialización de sus objetivos comerciales. Pero el reporte subraya que en lo que sí cumplieron un propósito estratégico, fue en la ayuda que el régimen venezolano suministró a Irán para eludir las sanciones internacionales y el embargo de armas impuesto por la de la ONU en 2007.

  El informe destaca que parte de la red mundial de adquisiciones ilícitas de Irán se encuentra en Venezuela, lo cual ha impulsado la república Islámica un mayor impulso financiero en Latinoamérica. Los dos países establecieron un fondo, un banco y una línea de crédito binacional que, de acuerdo a estimaciones conservadoras, han permitido a régimen iraní valores declarados de empresas conjuntas, capitalizaciones, préstamos e inversiones que accedieron a más de USD 16.000 millones, a través del sistema financiero venezolano. Todo, gracias a los 270 acuerdos bilaterales que derivaron en más de 60 proyectos y unas 80 empresas iraníes en Venezuela.

  Todo un entramado lleno de misterios y secretos que, hasta el momento, ha sido muy difícil desentrañar.



lunes, 24 de mayo de 2021

Desinformar: La táctica de Maduro en su guerra asimétrica contra Colombia

   Diversos estudios revelan cómo desde territorio venezolano se origina buena parte del contenido que alienta las protestas.

Por Maibort Petit

    De acuerdo al experto en seguridad global, especializado en el análisis de amenazas transregionales en el hemisferio occidental y director ejecutivo del Centro para una Sociedad Libre Segura (SFS), Joseph Humire, los acontecimientos ocurridos en Colombia en donde una ola de violencia se desató a partir de la protesta de la población ante el anuncio de la instrumentación de una reforma tributaria por parte del gobierno de Iván Duque, no es un hecho casual ni aislado, sino que responde a una estrategia de guerra asimétrica dirigida por Nicolás Maduro para anexionar al país neogranadino a la revolución bolivariana. En el cumplimiento de tal objetivo, la desinformación es una táctica fundamental que, promovida por el régimen venezolano, está dirigida a fomentar el caos de la sociedad y la institucionalidad colombiana, conformando el caldo cultivo idóneo para alcanzar su fin expansionista.

  Estas consideraciones forman parte del informe “Asalto asimétrico a Colombia”, desarrollado por Humire para el SFS y del cual hemos venido hablando en entregas anteriores.

  Humire reitera que los sucesos colombianos no son un incidente aislado y estima que, incluso, en las protestas en los Estados Unidos en el verano de 2020 era posible constatar estas tácticas de desinformación e iconografía muy similares a las acontecidas durante 2019 en Suramérica.

  En tal sentido, sostiene la existencia de una coordinación regional verificable al revisar los sucesos y protestas acaecidos en Ecuador, Chile y Colombia durante 2019. Explica que esta “coordinación se encuentra en el dominio cibernético, donde sofisticadas granjas de clics y centros de redes en territorios distantes envían spam a las redes sociales con bots y cuentas de trolls que exacerban las protestas y difunden narrativas falsas”.

Bombardeo desde Venezuela

   El informe de Humire se remite a un estudio de 7,6 millones de interacciones digitales relacionadas con las protestas de Colombia y Chile de 2019, en el que los analistas forenses digitales encontraron que menos del 1 por ciento de los usuarios generaron casi el 30 por ciento del contenido con la mayoría de las cuentas geolocalizadas en Venezuela.

  Asimismo, otro estudio de 4.8 millones de tweets emitidos entre el 20 de octubre y el 5 de noviembre de 2019 permitió descubrir que un gran grupo de hashtags a favor de las protestas en Chile se originó en Venezuela, Nicaragua y Cuba.

  De esto están al tanto las autoridades colombianas y, de hecho, el 11 de diciembre de 2019, el informe cita a la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez, quien, en un evento de aniversario de las Autoridades Aduaneras de Colombia, sugirió que al menos parte del tráfico de las redes sociales que alimentó las protestas en Colombia se proyectaba desde Venezuela y Rusia.

  De igual modo, reporte precisa que Colombia tiene una población de 51 millones de personas, de las cuales tres cuartas están conectadas a Internet, principalmente a través de teléfonos inteligentes. Agrega que de las diez horas diarias que estas personas promedian en Internet, cuatro de ellas las dedican a las redes sociales, un dato que expresa la urgencia que las autoridades colombianas deben poner en la manipulación digital y la desinformación en las protestas en curso. Sentencia el informe que esta es la lección más importante de lo ocurrido en Colombia y Chile en octubre y noviembre de 2019.

Trolls en acción

  Joseph Humire también se refiere a algunos estudios que sugieren que ya se está realizando un esfuerzo de desinformación similar en la propia Colombia. Explica que una empresa de minería de datos con sede en Miami,determinó que más de 7 mil cuentas de trolls en las redes sociales participan activamente en las protestas actuales de Colombia. El estudio reveló que las cuentas troll están destinadas a bloquear y enviar spam a cualquier comentario o publicación que critique las protestas, al tiempo que amplifican narrativas y hashtags específicos como #NosEstanMatando, los cuales solamente muestran un aspecto de la realidad en el terreno en Colombia.

  El informe expresa su preocupación en razón de que el análisis forense digital revela que estas más de 7 mil cuentas de trolls son administradas por granjas de clics en Bangladesh, México y Venezuela, las cuales probablemente estén administradas por servidores en Rusia y China. Se indica que la empresa de extracción de datos da a conocer muestras de cuentas de trolls con sede en Asia que han hecho imágenes y videos virales de las protestas en Colombia, sacándolos de contexto. Se advierte que aun cuando SFS no ha verificado de forma independiente el análisis de la firma de Miami, sí coincide con los esfuerzos de desinformación previos vistos en Chile, Ecuador y otros lugares, los cuales han sido verificados.

Crisis de legitimidad

  En su última parte, el informe de Joseph Humire hace mención al hecho de que América Latina es posiblemente la región más afectada económicamente por la pandemia mundial del Covid-19.

  Particularmente en Colombia, se han evaporado más de diez años de crecimiento económico en un año, con una contracción del 6,4 por ciento en su PIB el año pasado y el desempleo disparándose a casi el 16 por ciento. “Era solo cuestión de tiempo antes de que el malestar social se derramara en las calles”, alerta el reporte.

  El plan de Iván Duque de liberar el capital humano de Colombia a través de su "economía naranja" se vio entorpecido por la pandemia.

  Alerta que, para atender los problemas de la economía, el presidente Duque se centró en el desafío inmediato y pasó por alto las dimensiones geopolíticas de más largo alcance que rodean la situación. Es por ello que el elaborado plan fiscal denominado “Ley de Solidaridad Sostenible”, “resultó insuficiente para sofocar a una población angustiada que, durante más de una década, a pesar del crecimiento económico, ha sido golpeada por la creciente inseguridad, un plan de paz fallido, políticas tóxicas, y fuerzas externas que capitalizan y catalizan la situación”.

  Para finalizar advierte que la crisis en Colombia no es solo socioeconómica, sino también de legitimidad política de las instituciones estatales, al tiempo que destaca la legitimidad del descontento de la población traducido en protestas, pero alerta acerca de cómo esto es utilizado para arremeter contra la institucionalidad y la democracia. “El pueblo colombiano, especialmente los manifestantes pacíficos, no son los culpables de la crisis, son las víctimas. Como algunos de los más vulnerables de la sociedad, los pobres y la clase media en Colombia son considerados como herramientas de guerra asimétrica por adversarios nacionales y extranjeros del Estado colombiano. Esta es una amenaza que las fuerzas militares y policiales no pueden resolver por sí solas. Se requiere un esfuerzo mucho más integral y fuerzas democráticas en toda la región para entender que a medida que va Colombia, también va el resto de América Latina”.


 


 


 


¿Qué papel juegan las FARC-D y el ELN en la guerra asimétrica emprendida por Maduro contra Colombia?

  El caos y el deterioro institucional es el escenario perfecto para que la revolución bolivariana se cuele en territorio neogranadino.

Por Maibort Petit

  Tanto el ala disidente de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC-D), como el Ejército de Liberación Nacional (ELN), juegan un papel fundamental en la guerra asimétrica emprendida desde Venezuela en contra del gobierno de Colombia encabezado por Iván Duque.
  Así lo advierte el informe “Asalto asimétrico a Colombia”, elaborado por el director ejecutivo del Centro para una Sociedad Libre Segura (SFS), Joseph Humire, el cual detalla la actuación que tienen en las protestas colombianas, el régimen de Nicolás Maduro y las Organizaciones Criminales Transnacionales (TCO), para debilitar y quebrantar la institucionalidad de Colombia y permitir la entrada de la revolución bolivariana a través de la puerta que abre el caos generado.

  El informe recuerda que luego de la firma del acuerdo de paz colombiano en 2016, facciones de las FARC en desacuerdo con el mismo, se negaron a deponer las armas y algunos de sus líderes se refugiaron en Venezuela, un grupo que se conoce como disidentes de las FARC o “FARC-D”. Así, entretanto Iván Márquez, ex-negociador de paz, cuyo nombre de pila es Luciano Marín Arrango, anunció en 2019 una nueva etapa de la lucha armada denominada II Marquetalia, por otro lado, las FARC-D, liderada por Gentil Duarte, continuó sus actividades ilícitas en Colombia.

  Joseph Humire refiere lo que, según algunos analistas, no es más que una lucha interna entre narcoterroristas e, incluso, asoman una fractura parcial de la relación entre las FARC y Nicolás Maduro. En específico, hablan del ataque que el 21 de marzo de 2021, la facción de Duarte emprendió contra el ejército del régimen venezolano, un hecho que provocó un encuentro armado en Apure, del lado de Venezuela.

  Tal análisis —destaca Humire— ignora los beneficios estratégicos que el régimen de Maduro obtiene del conflicto fronterizo en curso, el cual se convierte simplemente en un pretexto más para aumentar las zonas (ZODI) temporales recientemente establecidas de la estructura de defensa asimétrica de Venezuela con poder de combate adicional. Las nuevas acciones incluyen drones de fabricación rusa e infantería reforzada asesorada por Rusia. Es más, el experto recuerda que Nicolás Maduro anticipó el conflicto armado en la frontera hace meses, cuando creó un grupo de trabajo antidrogas, lo cual era la preparación del escenario para que el régimen acusara a Colombia de tráfico de drogas y para futuras operaciones transfronterizas del ejército venezolano.

Cómo entran en juego las guerrillas

  El experto explica que, por una parte, un conflicto armado permite al régimen de Maduro desplegar fuerzas de combate adicionales en la frontera colombo-venezolana, mientras, por otra parte, las protestas actuales en Colombia se constituyen como una nueva oportunidad para las FARC-D y el ELN.

   Indica que, en el suroeste de Colombia, el puerto de Buenaventura es un puerto estratégico para las Organizaciones Criminales Transnacionales (TCO), dada su ubicación a lo largo de la costa del Pacífico medio en Colombia, lo cual permite que los contenedores con productos ilícitos lleguen a casi cualquier parte del mundo con un riesgo mínimo de detección.

   Como ejemplo de esto, el informe cita que fue Cali, la tercera ciudad más grande de Colombia, el escenario donde comenzaron las protestas, una localidad ubicada a nada más dos horas del referido puerto de Buenaventura. Fue en esa ciudad donde se experimentaron los niveles más altos de violencia y vandalismo. Igualmente cita la revista Semana, la cual publicó un informe clasificado de la inteligencia colombiana, el cual alerta que Gentil Duarte e Iván Márquez se valen del aumento del flujo de narcóticos en Buenaventura para financiar una renovada misión de terrorismo urbano, la cual se inicia por dicha ciudad del departamento del Valle del Cauca.

  Otro hecho que demuestra estas aseveraciones, es la detención por parte de la policía colombiana de un terrorista urbano del ELN conocido como “Lerma” y un combatiente de las FARC-D alias “Jacobo” por organizar la violencia en Cali durante las protestas.

La gran oportunidad

  Joseph Humire subraya que, bien sea a través del terrorismo urbano o conflictos armados fronterizos, estos escenarios se erigen como una gran oportunidad para que Venezuela despliegue su estrategia de guerra asimétrica en territorio colombiano.

 Refiere que el régimen de Nicolás Maduro integró la estructura asimétrica de defensa de Venezuela con el ELN y las FARC-D, las cuales actúan como grupos narcoterroristas binacionales con presencia en ambos países.

  El financiamiento y el impulso que la estructura asimétrica tiene proviene de dos de los productos básicos más importantes del mundo, a saber, el petróleo y el oro, los cuales se combinan con otros mecanismos de financiamiento ilícito como el narcotráfico.

  El experto en temas de seguridad rememora el mensaje que la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) emitió el 5 de mayo, por la red social Twitter, en medio de las protestas en Colombia, el cual contenía una imagen del mapa de la Capitanía General de Venezuela, una manera, de acuerdo a Humire, de asegurar que parte de Colombia es considerado territorio de la revolución bolivariana.

  Nada, de acuerdo a Joseph Humire, es accidental, pues el régimen venezolano se ha venido preparando durante años décadas para este momento exacto en el cual el Estado colombiano presenta una mayor vulnerabilidad y colarse a través de la estrategia asimétrica. Un cometido en el cual las redes ilícitas son vitales para conquistar más territorio colombiano. Para ello, “la revolución bolivariana necesita capitalizar el malestar actual en Colombia amplificando la desinformación y la desinformación que causan confusión y siembran divisiones sociales dentro de la sociedad colombiana”.