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viernes, 19 de marzo de 2021

Nayib Bukele el neoautoritario que no rompe los lazos con el FMLN

   Lo que en un principio resultó una curiosa —y por momentos hasta divertida— manera de gobernar, devino en autoritarismo y una estrategia para distraer a la opinión pública del verdadero foco de atención que son las cada vez más reiteradas irregularidades que tienen lugar en la actual administración salvadoreña.

Por Maibort Petit
   El hartazgo que el pueblo de El Salvador respecto a una hegemonía bipartidista corrupta que gobernó la nación centroamericana durante 30 años, le allanó el camino a un joven político que se erigió como la esperanza para restituir la institucionalidad, la justicia y la democracia: Nayib Bukele, quien recibió todo el apoyo de una nación que se identificó con sus postulados, ideas y opiniones, expresados en mensajes de 120 caracteres vertidos en las redes sociales. Sin embargo, una vez en el poder, sus decisiones, órdenes y actuaciones develaron ver el verdadero talante de un gobierno que ha hecho del secretismo, la confrontación y la arbitrariedad, una política de estado que lo ubica en la frontera, muy al borde, de lo irregular, de la criminalidad.
   Bukele fue alcalde de Nuevo Cuscatlán y San Salvador, donde tuvo unas gestiones creativas y exitosas que le captaron la simpatía de todo el país, pero que al mismo tiempo le permitieron distraer la atención de la opinión pública de lo que ocurría tras bastidores, un entramado de negociaciones entre las empresas de su familia, especialmente, Obermet, S.A. de C.V., una compañía de su propiedad que ahora estaba en manos de su hermano Karim Armando Bukele, que obtenían múltiples contratos y licitaciones.

  Se presentó como el candidato antisistema que ofrecía una transformación del país centroamericano a través de un programa denominado Plan Cuscatlán de "nueva gobernanza", que contenía sus propuestas de seguridad, inclusión social, combate a las maras y la corrupción, reformas educativas y becas universitarias, la exención de impuestos a 100.000 familias en situación de vulnerabilidad, así como la creación de una Comisión Internacional Contra la Impunidad en El Salvador (CICIES).

Gobierno de amigos

   Nayib Bukele comenzó a gobernar El Salvador el 1º de junio de 2019, luego de asumir la presidencia de la república en un acto público que, por primera vez, se realizaba en la plaza central de San Salvador.
Cuando finalmente se conoció la integración del gabinete de gobierno, pudo observarse que el núcleo del mismo lo constituían 14 personas pertenecientes al círculo de confianza de Nayib Bukele. Se trataba de amigos de la infancia, personas que habían sido empleados de sus empresas, exfuncionarios que lo acompañaron en la Alcaldía de San Salvador y dirigentes de Nuevas Ideas. Un grupo que dejaba ver que, para su escogencia, más que las capacidades, preparación, experiencia y mérito, había privado la incondicionalidad. 
   Todo aquello que hasta entonces había sostenido Bukele como bandera se iba al traste. Parecía no recordar cómo había criticado a Salvador Sánchez Cerén, de quien dijo “estaba intoxicado de familiares y amigos”. Tampoco se acordaba del nepotismo de GANA, del PCN y de Arena, que tanto había acusado. Ahora su gabinete ministerial lo integraban miembros de su familia, socios y amigos íntimos.

Rodeado de familia

   Hijo de Armando Bukele Kattán y Olga Marina Ortez, oriundos de Belén, él musulmán y ella católica, Nayib Armando Bukele Ortez nació en San Salvador en 1981. De ese núcleo familiar —Armando Bukele tuvo más uniones e hijos— forman parte también Karim Alberto y los mellizos Yusef Alí e Ibrajim Antonio.

   Sus hermanos, aunque no ostentan oficialmente cargos en el gobierno, oficiosamente forman parte de la administración del presidente Nayib Bukele con un gran poder y ascendente sobre el mandatario. De hecho, según refieren las investigaciones periodísticas, la opinión de los hermanos supuestamente prevalecen por encima de la de los 16 ministros, seis secretarios de la presidencia y tres comisionados que integran el gabinete, en lo que se refiere a asuntos de primera línea.

   Se afirma, incluso, que cuando se trata de decisiones importantes, Nayib Bukele sólo consulta a sus hermanos, lo que les otorga a los Bukele Ortez un papel decisivo, pero poco controlado, esto porque al no tratarse de funcionarios públicos, no están sometidos a los dictámenes de la contraloría de los empleados públicos. 
    
  Otro hermano del presidente, a saber, Yamil Alejandro Bukele Pérez, preside el Instituto Nacional de los Deportes de El Salvador (INDES), mientras sus primos, Xavier Zablah Bukele (presidente de Nuevas Ideas) y su hermano Francisco, también integran este primer anillo.

   Su tío, Jorge Miguel Kattán, es secretario de Comercio e Inversiones de la presidencia de la república y la esposa de Nayib Bukele, Gabriela Rodríguez, ejercería la función de reclutar los integrantes del gabinete Social.

   De acuerdo a una nota de El Faro, los hermanos “Se han repartido por áreas: Yusef es el del gabinete económico; Karim, el estratega político, el de los discursos; Ibrajim es emisario para negociaciones o misiones especiales del presidente: por ejemplo, ejecutar proyectos de reactivación económica”. Sin embargo, esta misma fuente advierte que no se trata de una división absoluta de tareas, pues “cada uno se mueve a su antojo en toda la estructura del Ejecutivo, pero sí un ordenamiento tácito de los rubros en los que, tras un año de gestión, cada uno tiene más control”. La reseña comenta que el propio presidente reconoció públicamente el papel de sus hermanos, especialmente de Karim.

  Sobre Ibrajim y Yusef Bukele Ortez, la nota periodística refiere que “Suelen ser parte en reuniones privadas. Ibrajim fue, por ejemplo, delegado de Bukele en una reunión del comité creado para administrar 2,000 millones de dólares para la emergencia por el coronavirus, y que estaba conformado por seis funcionarios de Gobierno y cinco representantes de sociedad civil”.
   Se desconoce si los hermanos Bukele reciben algún salario por sus funciones, aunque Nayib Bukele ha asegurado que sus asesorías son gratuitas.

  Se sabe que los hermanos Bukele han participado de misiones oficiales tanto nacionales como en el exterior. Karim Bukele tuvo un papel fundamental cuando El Salvador suscribió una serie de acuerdos de cooperación y comerciales con China en 2019, durante una visita oficial del presidente a esa nación asiática. Una labor que, incluso, reconoció la embajadora de China en el país centroamericano: “Un agradecimiento especial al Sr. Karim @bukele. Sin su trabajo valioso y su aporte importante, no habríamos logrado los éxitos de la Visita de Estado del Presidente Bukele a China”.

   Sin embargo, El Faro destaca que tales reconocimientos no fueron suficientes a la hora de que “la Presidencia de El Salvador declaró inexistente cualquier información relacionada al viaje de Karim Bukele. ‘Según el proceso de investigación realizado en las diferentes unidades respecto al Señor Karim Bukele, le informo que no se encuentra nombrado en la Presidencia, según datos de la Gerencia de Recursos Humanos al igual que no se han encontrado registros de viajes pagados con fondos institucionales, según respuesta de la Gerencia Financiera’, dice un memorándum de la Secretaría Privada. Una muestra más del limbo en el que se mueven los hermanos del presidente: ejecutan, acuerdan, negocian, pero nada de eso es público si no lo revelan ellos, nada es auditable, no hay información oficial. A efectos prácticos, parece ser que un ciudadano salvadoreño como cualquier otro, a título personal, negoció acuerdos con China en nombre de El Salvador”.

  Respecto a Yusef Alí Bukele, este se definió como “un intermediario entre el sector privado y el presidente, como una puerta de entrada: ‘Yo tengo el oído del presidente’”. Formó parte de una misión oficial que acompañó a la canciller, del 18 al 25 de agosto de 2019, a Turquía, aunque “No existe un documento gubernamental que describa a Ibrajim Bukele de esa forma ni que explique cuáles son sus funciones como representante del pueblo salvadoreño”, aunque recibió pasajes y viáticos”.

Nayib, ¿el dictador?

 Aunque en principio se tornó como un hecho curioso, excéntrico, ocurrente y, en ocasiones, divertido, devino en una agresiva estrategia política y de comunicación para la que Nayib Bukele se valió de las redes sociales. De hecho, el presidente, ha terminado gobernando a través de Twitter.
  Así, a través de mensajes de 120 caracteres, Bukele comenzó a impartir directrices y órdenes a los integrantes de su gabinete. De hecho, recién llegado a la presidencia, procedió al despido de funcionarios de la anterior administración por medio de agresivos tweets.

  La confrontación y la agresividad se convirtieron en un hecho recurrente que empezó a extenderse a los otros poderes públicos, por lo que las miradas se dirigieron en torno suyo, pues la constante controversia ponía cada vez más en jaque el ejercicio democrático en El Salvador. La institucionalidad salvadoreña está comenzando a verse amenazada, por el giro autoritario que había tomado su gestión.

   La curiosidad de comunidad internacional manifestada al principio de su gobierno, ahora se tornaba en preocupación, pues sus actuaciones estaban encaminadas a controlar el resto de los poderes públicos, especialmente el legislativo, que tuvo su máxima expresión en la toma de la sede de la Asamblea Legislativa por parte del mandatario, acompañado de las fuerzas militares el 9 de febrero de 2020. El asalto de Nayib Bukele al parlamento, obedecía, según su criterio, a la exigencia de que se le aprobara un préstamo proveniente del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) por USD 109 millones, destinado al equipamiento de la Policía Nacional Civil (PNC) y del Ministerio de la Defensa.'

   Un hecho que encendió las alarmas nacional e internacionalmente, habiéndose producido un pronunciamiento masivo en contra de la toma por parte de la Comisión de Derechos de la Organización de las Naciones Unidas, el Departamento de Estado de Estados Unidos, las embajadas de Reino Unido, Canadá y la Unión Europea en El Salvador.

   El poder legislativo rechazó la actuación de Bukele y advirtió que no aceptaría presiones del mandatario. El presidente, entonces, retrocedió un poco e intentó calmar los ánimos, pidiendo paciencia a la población y dando un ultimátum a la Asamblea Legislativa para que aprobaran el crédito.

  Pero estos hechos no han sido los únicos que han alarmado a la opinión pública nacional e internacional. Por ejemplo, las medidas adoptadas por Nayib Bukele en contra de las pandillas, conocidas como “maras” en El Salvador, llamaron poderosamente la atención de los organismos de los derechos humanos que hicieron serios cuestionamientos de las mismas.


   El presidente Bukele autorizó el uso de la fuerza letal contra pandillas y generó una convulsión total, a o que se agregó la publicación de unas fotografías que mostraban a decenas de miembros de pandillas sin camisa y forzados a sentarse uno encima del otro en prisión, en plena crisis por el coronavirus.

  También ordenó el cierre de las fronteras salvadoreñas, del aeropuerto para vuelos internacionales y aplicó una estricta cuarentena. Para remate, giró la orden a las fuerzas armadas de arrestar a quien infringiera y remitirlos a “centros de cuarentena”.

   La Corte Suprema de Justicia intervino y declaró inconstitucionales los arrestos, al tiempo que ordenó su suspensión. La respuesta de Bukele fue la negativa a obedecer y en su cuenta en Twitter advirtió: “5 personas no van a decidir la muerte de cientos de miles de salvadoreños” y agregó: “Una cosa es interpretar la Constitución, otra muy diferente es ordenar la muerte del pueblo”, rematando con que la “sala no tiene facultades para implementar o quitar medidas sanitarias, ni para decidir sobre contenciones epidemiológicas”.

   El combate contra el coronavirus, en El Salvador se convirtió en una guerra entre los poderes públicos. El enfrentamiento del presidente con el resto de los poderes público era ahora absoluto, desatando una crisis institucional que se veía sazonada con el temor sobre el peligro de la instauración de un gobierno autoritario.

  Ante las acusaciones que lo señalan como un autoritario, Nayib Bukele se defiende: “Si yo fuera un dictador o alguien que no respeta la democracia, ahora hubiera tomado el control de todo. Según las encuestas, el 90% del pueblo nos apoya. También lo hacen las Fuerzas Armadas y la policía. El pueblo se enojó cuando pedí calma, pero si hubiera querido hubiera tomado el control de todo el Gobierno esta noche. Si alguien prefiere enfocarse en una fotografía [la imagen que retrató la toma de la Asamblea Legislativa por los militares], está en su derecho, pero hay que ver todo lo que está pasando. El pueblo se dio cuenta que los diputados retiraron el apoyo a los soldados y a los policías que están en las calles y a quienes están matando. Porque El Salvador es un pueblo violento, no hay una sola familia en el país a la que no le hayan matado un familiar. No quiero ni imaginar si a España le sucediera el 10% de lo que pasa aquí. En El Salvador se dan todas las condiciones para el estallido social, pero si no sucede es porque yo pedí al pueblo que tuviera calma. Aunque me griten y pierda apoyo entre mis propios seguidores, pero pienso que es mejor que el país esté en calma”, advirtió Bukele en una entrevista que le hizo El País vía telefónica a propósito de la toma de la Asamblea Legislativa.

Presencia venezolana en el gabinete salvadoreño

   Aparte de los amigos, familiares y allegados de Nayib Bukele, en su equipo de gobierno llama la atención la presencia de un grupo de venezolanos ligados a la organización política, Voluntad Popular, liderada por Leopoldo López.

   En primer término, se trata de Sara Hanna Georges, Miguel Arvelo y Miguel Ángel Sabal Matheus, denunciados recientemente por funcionarios adscritos al ministerio de salud, como personas que supuestamente se estarían sobrepasando en el ejercicio de sus funciones como integrantes de la mesa de Crisis de la Pandemia de Coronavirus en carácter de asesores presidenciales.

   Georges, Arvelo y Sabal, según documentos, estarían dictando órdenes dirigidas a manipular las cifras y estadísticas de afectados por Covid 19 en la nación centroamericana. De hecho, ordenaron no procesar más de 1.600 pruebas para COVID-19 que habían sido tomadas el 22 de mayo y días anteriores, según el documento que circuló en redes.

   Ante la acusación de injerencia de los venezolanos, la Comisionada Presidencial para Operaciones y Gabinete de Gobierno, Carolina Recinos, admitió la contratación, pero advirtió que es el gobierno el que toma las decisiones sobre el Covid 19. "Sí tenemos asesores venezolanos que están trabajando, pero no están tomando las decisiones, solo son asesores y están haciendo un buen trabajo (…) Todo el resto es parte de una campaña política para tratar de afectar el excelente trabajo del Gobierno reconocido por la población y por el mundo entero”.

  También el ministro de Salud, Francisco Alabí, defendió las asesorías de los venezolanos y aseguró que no tienen poder de decisión.

  El mandatario se hizo acompañar de un gran equipo de asesores internacionales durante su campaña electoral y, a los que ya habían trabajado con él en Nuevo Cuscatlán, se sumó el grupo vinculado a la oposición venezolana, contándose entre ellos —además de los citados anteriormente— a Eugenia Mercedes de Lourdes Vegas Rodríguez Aizpurúa, Juan Carlos Gutiérrez y Elisa Totaro, esta última “ganadora de diversos premios Reed y dueña de un extraordinario talento en la producción de spots y eventos políticos”, según refiere una nota de El Salvador.

  También Lester Toledo asesora a Bukele, como lo admitió en una entrevista concedida al portal Panampost, que trabaja para Bukele. También negó las acusaciones en su contra respecto al supuesto manejo irregular de ayuda humanitaria. Toledo fue designado como coordinador de dicha ayuda. El diputado aclaró que el dinero que posee para sus operaciones personales proviene de su trabajo como asesor de campañas políticas. “Yo salí al exilio en noviembre de 2016 y justo al salir, toda la historia la conoce la gente, perseguido, con orden de captura, con 86 días en clandestinidad, con prohibición de salir del país… Al salir, el primer apoyo que recibí fue de Freedom House [la organización le donó USD 15.000 de un fondo para perseguidos políticos] Yo tenía pocos ahorros. Vendí los carros que teníamos en Maracaibo. Pensé que con eso sobreviviría seis meses y fue pasando el tiempo hasta que descubrí: ‘Bueno, tengo que ponerme a trabajar'”.

   Toledo trabajó en la campaña de Guillermo Lasso en Ecuador y las de José Antonio Meade y Nayib Bukele, habiendo sido bien retribuido por estos trabajos, afirma. “Yo soy el jefe de la oficina de organización de Bukele en El Salvador. Si tiene algún corresponsal en El Salvador, pueden abordar al presidente y preguntárselo de frente: ‘¿Quién dirigió tu campaña?’. Todos reconocen que fui yo”.

  Por su parte, Elisa Totaro contó en su cuenta en la red social Facebook su experiencia: “Hace unos meses tuve el privilegio de trabajar en la campaña de Nayib Bukele, el nuevo presidente de El Salvador. Hoy todo ese esfuerzo se materializó en su toma de posesión (…)”.
Sobre los antecedentes de Elisa Tótaro, se sabe que durante una década ella y su agencia estuvieron vinculadas a las campañas electorales de líderes opositores venezolanos y a otras de respaldo a los presos políticos venezolanos. En 2015, la venezolana fue la encargada de la creación de los spots televisivos y del sitio web de la coalición Unidad, que llevó a la oposición venezolana a ganar mayoría calificada en la Asamblea Nacional.

  Entretanto, Miguel Sabal fue nombrado por Juan Guaidó como encargad o del manejo de la ayuda humanitaria proporcionada por USAID, siendo señalado de cometer irregularidades en el manejo de esta.

  Por su parte, Eugenia Mercedes de Lourdes Vegas Rodríguez Aizpurúa está adscrita al Ministerio de Turismo. Fue contratada de manera directa por Casa Presidencial como experta en marketing y turismo.

  En el caso de  Juan Carlos Gutiérrez, abogado que defendió a Leopoldo López durante el juIcio en el que fue declarado culpable por un tribunal al servicio del régimen de Nicolás Maduro, es poco lo que se conoce sobre sus funciones en El Salvador. Sólo se sabe que funge como asesor internacional en la Comisión Internacional Contra la Impunidad en El Salvador (CICIES).

¿Lucha contra la corrupción?

  La presidencia de la república llegó Nayib Bukele, principalmente enarbolando la bandera de la lucha contra la corrupción, pero ya desde la campaña estaba siendo investigado por parte de la Fiscalía General de la República, por supuesta evasión fiscal, lavado de dinero y fraude de ley. La Corte Suprema de Justicia encontró indicios de presunto enriquecimiento ilícito de Bukele, por haber recibido USD 850.000 donados por una empresa familiar que contrataba con el estado, un dinero por el que, además, no había pagado impuestos.

   El discurso anticorrupción de Bukele podría no ser más que retórica, pues hasta la fecha no ha concretado sus promesas electorales de acabar con el flagelo en la administración pública. Tampoco ha cumplido con el nombramiento del comisionado presidencial para el mal manejo de fondos públicos que contempla el Plan Cuscatlán, una responsabilidad que recaería en un personaje de la oposición con altas credenciales éticas.

  La creación de la Comisión Internacional contra la Impunidad en El Salvador (CICIES), marcha a medias y con muchas limitaciones que dejan en duda su efectividad.

  Durante el poco más de un año que lleva de gestión, ministros, secretarios, colaboradores, amigos y socios de Bukele han sido señalados de cometer hechos de corrupción o, por lo menos, irregularidades altamente reñidas con la ética, son que por parte del mandatario haya habido el más mínimo indicio de que investigar las acusaciones. Al respecto InSight Crime advierte que las investigaciones por supuesto enriquecimiento ilícito que pesa sobre algunos de los funcionarios del gabinete de gobierno o de la alta dirigencia de los partidos políticos que lo respaldan, hacen sospechar que no haya avance en materia de castigo a los responsables. Asimismo, se acota el “rechazo de la empresa privada local que, acaso amedrentada por investigaciones de corrupción que la CICIG abrió contra poderosos empresarios guatemaltecos, insiste en que una CICIES no es necesaria”.

  Otro hecho que empaña la trayectoria de Nayib Bukele es el descubrimiento de que recibió dinero del consorcio Alba Petróleos que recibe fondos provenientes de PDVSA en Venezuela y que es investigada por posible lavado de dinero en El Salvador y Estados Unidos”. Esto ocurrió en tiempos en que éste fungía como alcalde de Nuevo Cuscatlán, cuando Inversiones Valiosas de El Salvador (Inverval, S.A. de C.V.), investigada por lavado de dinero, le entregó USD 1.974.200. Además de estos desembolsos de Inverval también dio préstamos a personas que ahora figuran en su gabinete de gobierno por USD 3.474.894,70.

  La Revista Factum dice que “Entre el 1 de febrero y el 24 de octubre de 2013, Inverval emitió ocho cheques desde una cuenta del Banco Promérica a favor de Nayib Bukele; de Obermet, la empresa de publicidad de la familia del presidente; y de Starlight, compañía propietaria del Canal TVX. Todos esos fondos, según consta en los documentos en poder de la Fiscalía, estaban destinados a la compra de acciones y a inversión de capital en Starlight, una empresa de comunicación audiovisual que llegó a ser importante en el ascenso político de Bukele, y de la cual Carolina Recinos, actual jefa de gabinete, fue apoderada especial”.

  Pablo Anliker, ministro de Agricultura, y Nelson Fuentes, de Hacienda, también obtuvieron préstamos de Alba Petróleos entre 2012 y 2016. “El primer préstamo que Alba dio a Pablo Anliker fue a título personal y se registró en 2012: $2.3 millones. El año siguiente, Alba reportó un dato consolidado de la deuda a pagar por Pablo Anliker y la empresa Precocidos de El Salvador, fundada el 3 de septiembre de 2009, de la que Anliker es accionista junto a su padre. La deuda total había crecido a $3.3 millones, aunque no se especificó el monto por el que debía responder cada parte”. Para 2016, la deuda de Nelson Fuentes con Alba Petróleos era de USD 72.411.

  Todos estos hechos, sumados a la negativa de la administración de Nayib Bukele ha convertido el respaldo popular con que cuenta en una patente de corso para actuar sin control en la presidencia de la república, reacio a rendir cuentas y a someterse al escrutinio público, lo que ubica a su gobierno muy al borde de la irregularidad y la criminalidad.

domingo, 13 de septiembre de 2020

Venezuela movió más USD 40 mil millones en fondos ilícitos a través de PDVSA

  El régimen venezolano controla una red internacional de actividades delictivas que le brindan sustento financiero, recursos que supuestamente son legitimados a través de la estatal petrolera.

Por Maibort Petit

 Aunque no se conoce con certeza aún el alcance de los esfuerzos criminales del régimen criminal de Venezuela liderado, primero por Hugo Chávez y después por Nicolás Maduro, se han podido hacer algunas estimaciones razonables de partes de dicha empresa criminal expansiva. Igualmente, la revisión de un conjunto de investigaciones y casos legales han permitido establecer que a través de las estructuras de Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA), entre 2007 y 2018, se han movilizado alrededor de USD 40 mil millones de fondos ilícitos.

  Así lo refiere un informe elaborado por el presidente de IBI Consultants, miembro invitado senior del Centro de Investigación Estratégica de la Universidad Nacional de Defensa, especialista en seguridad, terrorismo y crimen organizado transnacional en América Latina, Douglas Farah, para el Centro para América Latina “Adrienne Arsht” del Atlantic Council titulado “Las actividades ilícitas del régimen de Maduro: Una amenaza para la democracia en Venezuela y la seguridad en América Latina”, en el cual se analizan las actividades irregulares llevadas a cabo por el régimen, las cuales impiden la recuperación de las instituciones democráticas en Venezuela.

Lo que revelan las investigaciones

  El reporte refiere que una investigación llevada a cabo en 2019 un consorcio latinoamericano de periodistas de investigación denominado Connectas, estableció que, como estimación, funcionarios venezolanos desviaron USD 28 mil millones de PDVSA a través del programa Petrocaribe implementado por Hugo Chávez en 2005 en 14 países. En la práctica, advierte la investigación periodística, se ha tratado de la compra de respaldos diplomáticos[1].

  A su vez, IBI Consultants rastreó los movimientos de, por lo menos, USD 10 mil millones en fondos venezolanos que se movieron a través de la red criminal de PDVSA. En estas operaciones intervinieron aliados del régimen venezolanos en Centroamérica, como es el caso de Albanisa en Nicaragua y de Alba Petróleos en El Salvador, entre 2007 y 2018[2].

  Douglas Farah explica que las estructuras de la estatal Petróleos de Venezuela habrían servido para legitimar, entre los años 2007 y 2018, unos USD 40 mil millones en fondos de origen ilícitos, de acuerdo a lo que revelan diversas investigaciones y casos legales de diversa índole.

La estructura criminal venezolana

  El experto en seguridad, quien cataloga al régimen venezolano como una Empresa Criminal Conjunta Bolivariana, calcula que alrededor de USD 10 mil millones fueron lavados en periodo referido anteriormente 2007-2018. Farah realizó una entrevista en Ciudad de Panamá (Panamá) en diciembre de 2018 a una fuente ligada al caso, quien le aseguró que la cifra se acerca a USD 43 mil millones, lo que llevó a establecer que entre USD 10 mil millones y USD 43 mil millones en fondos estatales de Venezuela fueron legitimados.

  Farah hace una revisión de las empresas criminales del régimen venezolano, establece sus orígenes, determina la manera cómo se vale de los lazos económicos y políticos que mantiene con estados regionales e internacionales, para así promover sus redes ilícitas y las alianzas criminales con disidentes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) en operaciones de extracción de oro y drogas.

  En el reporte, se subraya el papel de Europa, toda vez que, si bien por un lado se erige como un socio único y poderoso de las fuerzas democráticas en Venezuela, por otra parte, también se ha convertido en el lugar donde los fondos ilícitos del régimen fluyen a través de sus bancos y sistema financiero.

Fondos ilícitos provenientes de las FARC y el ELN

 Parte de estos fondos ilícitos, lavados a través de PDVSA provendrían, supuestamente, de la venta de cocaína por parte de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), con el que Chávez construyó una estrecha alianza a partir de los años ´90, cuando la década de 1990, el grupo terrorista colombiano era el mayor productor de cocaína en el mundo.

  Y es que los disidentes de las FARC que rechazaron el acuerdo de paz suscrito en diciembre de 2016, así como el Ejército de Liberación Nacional de Colombia (ELN), operan desde el territorio venezolano bajo la protección del régimen de Nicolás Maduro[3].


 


 




[1] Connnectas. “#Petrofraude”. https://www.connectas.org/especiales/petrofraude/#


 


[2] Center for Complex Operations. National Defense University. “Convergence in Criminalized States: The New Paradigm”, en Beyond Convergence: World Without Order. https://cco.ndu.edu/Portals/96/Documents/books/Beyond%20Convergence/BEYOND%20CONVERGENCE%20%20World%20Without%20Order%20.pdf?ver=2016-10-25-125406-170


[3] InSight Crime. FARC Dissidents and the ELN Turn Venezuela Into Criminal Enclave. 10 de diciembre de 2018. https://www.insightcrime.org/news/analy-sis/farc-dissidents-eln-turn-venezuela-criminal-enclave/


 


viernes, 11 de septiembre de 2020

Esta es la fórmula que proponen para derrocar a Nicolás Maduro

 Solamente una estrategia abordada en conjunto, permitirá enfrentar y a acabar con la empresa criminal que dirige el mandatario venezolano.

Por Maibort Petit

  Para derrocar al gobierno criminal de Nicolás Maduro, es clave conformar una alianza las autoridades y las capacidades del gobierno de los Estados Unidos que, en colaboración con socios regionales confiables, con la indispensable participación de Europa, para enfrentar el régimen que azota al pueblo venezolano. Solamente de esta manera será posible alcanzar el objetivo de recuperar las instituciones democráticas en Venezuela.

   Así lo sostiene el presidente de IBI Consultants, especialista en seguridad, terrorismo y crimen organizado transnacional en América Latina, Douglas Farah, en un informe que elaboró para el Centro para América Latina “Adrienne Arsht” del Atlantic Council titulado: “Las actividades ilícitas del régimen de Maduro: Una amenaza para la democracia en Venezuela y la seguridad en América Latina”, donde hace un análisis de las actividades irregulares del régimen Maduro que impiden la recuperación de las institucional venezolana.

  El enfoque de Farah refiere que en la medida en que el régimen criminal de Nicolás de Maduro continúe obteniendo beneficios de actividades ilícitas que lleva a cabo en colaboración con socios regionales e internacionales, las fuerzas democráticas —dentro y fuera de Venezuela— tendrán que continuar enfrentando a un enemigo bien arraigado con fuertes incentivos para mantener su control del poder.

  Y es que el experto en seguridad recuerda que Maduro mantiene asociaciones con organizaciones criminales dedicadas al narcotráfico y al tráfico de oro, así como con grupos terroristas colombianos, con lo cuales recurre a la implementación de esquemas de lavado de dinero y corrupción a través del Atlántico, siendo estos solo algunos de los nodos de una red criminal global mucho más amplia. Igualmente, alerta sobre las sólidas relaciones políticas, económicas y militares del régimen con actores geopolíticos como Irán, Rusia y China, los cuales son fuentes de apoyo claves para Maduro y sus cómplices.

¿LAS 10 LECCIONES QUE QUEDAN DE LA LUCHA CONTRA EL RÉGIMEN DE NICOLÁS MADURO ?

 Destaca que el régimen de Maduro y sus aliados internacionales — estatales y no estatales— ha dado muestras fehacientes de una gran resistencia y adaptabilidad frente a las fuertes sanciones impuestas por EE. UU. y otros países. No en balde, recuerda Farah, que Maduro y sus socios encontraron las costuras en el sistema financiero global, de tal manera que le han permitido trasladar sus operaciones a nuevas áreas geográficas o ubicaciones, o simplemente ha traído nuevos socios a su redil. En tal sentido, el especialista advierte que el gobierno interino de Venezuela y sus aliados en la comunidad internacional, se enfrentan esencialmente a un oponente que utiliza tácticas asimétricas.

SAAB Y SUS GUISOS: MÁS QUE UN TESTAFERRO | INTELIGENCIA DESDE EEUU | SIN/FILTROS E26

Ante este panorama, Douglas Farah se pregunta cómo aprovechar los nuevos conjuntos de herramientas de políticas y qué acciones específicas se deben coordinar internacionalmente para adoptar un enfoque más integral y asertivo para abordar las actividades ilícitas del régimen de Maduro e, inmediatamente responde que la clave para combatir esta red criminal es a través de la integración de las autoridades y las capacidades del gobierno de los EE. UU. en colaboración con socios regionales confiables, Europa, como ya se apuntó al principio, de manera de poder abordar el régimen de Maduro de manera global.

SAAB NO ES EL ÚNICO: EL EJE DEL MAL OPERA COMO UNA RED QUE HAY QUE CONOCER | SIN/FILTROS E21

Se remite, entonces Farah a las acciones que es necesario implementar desde esta alianza y menciona, en primer lugar, conformar un grupo de trabajo interinstitucional en el gobierno de EE. UU. al cual se incorporen, de manera estratégica, tanto recursos como experiencia, específicos de la comunidad de inteligencia y las agencias de EE. UU. relevantes, entre los cuales debe contarse el Departamento del Tesoro, el Departamento de Estado, el Departamento de Justicia, el Departamento de Seguridad Nacional y el Departamento de Defensa.


Juntas, estas instancias, deben abordar los diversos frentes de la empresa criminal liderada por Nicolás Maduro con una estrategia coherente y multifacética de decomiso de activos, incautaciones de cuentas financieras, cierres de empresas fachada, acusaciones y procesamientos, revocación de visas, intercambio de información con aliados, entre otras acciones. Cada departamento tiene facultades únicas que, utilizadas de manera conjunta, impactan tremendamente el tiempo con el que los delincuentes cuentan para adaptarse y sobrevivir. Recuerda que, en el pasado, esta estrategia ha funcionado mejor a través de la coordinación del Consejo de Seguridad Nacional (NSC), que tiene el poder de convocar a directores y diputados y darle al tema un enfoque político sostenido. Es indispensable reducir la resiliencia y adaptabilidad de las estructuras criminales del régimen de Maduro.


En segundo término, Farah llama a instrumentar una diplomacia más continua y sólida que actúe sobre la naturaleza criminal del régimen y traiga consecuencias económicas y sociales persistentes y coordinadas. Un trabajo que avanza de manera paralela con el mejoramiento y optimización del intercambio de información financiera y la coordinación de sanciones con socios confiables como en la Unión Europea y América Latina, incluido el Caribe. 


Considera el experto que esto reduciría significativamente los espacios de operación del régimen en los sectores financieros. Cita el acuerdo del Grupo de Lima de implementar tácticas de rastreo de activos y medidas de decomiso, una iniciativa que está en el papel pero que es urgente implementar. Del mismo modo, el Departamento contra la Delincuencia Organizada Transnacional de la Organización de los Estados Americanos (OEA) debe aplicar sanciones contra el oro ilícito y otras industrias extractivas.


En tercer lugar, Douglas Farah convoca a trabajar en estrecha colaboración con Brasil, Colombia, Guyana y Ecuador, de modo de aumentar el control fronterizo mediante el uso de tecnologías como drones de monitoreo y el incremento de personal, que se aboquen a interrumpir las cadenas de suministro ilícitas generalmente enfocadas en las regiones fronterizas. Esto debe contemplar cortar las líneas de reabastecimiento a los disidentes de las FARC y los grupos del ELN dentro de Venezuela, así como las redes de tráfico que sacan productos de la región.


Como cuarto punto, se debe conformar un grupo de trabajo multinacional en el cual se formulen políticas y actúen expertos del gobierno interino de Venezuela, Estados Unidos, la Unión Europea y estados miembros clave, el Grupo de Lima y CARICOM, para diseñar estrategias para enfrentar la amenaza de los grupos armados irregulares y el crimen transnacional con miras a abrir el camino hacia la restauración de las instituciones democráticas venezolanas.


Finalmente, Douglas Farah formuló un llamado a actuar urgentemente en este sentido, toda vez que no hacerlo, no combatir la naturaleza criminal del régimen de Nicolás Maduro, ni aislarlo de sus malignos aliados, solamente prolongará el sufrimiento del pueblo venezolano y aumentará las amenazas a la seguridad y la estabilidad en el hemisferio.

lunes, 10 de agosto de 2020

EE. UU. debe entender como actúa la criminalidad para poder enfrentar su avance en América Latina

 El problema no es Venezuela, sino la revolución bolivariana como grupo criminal organizado, advierte el experto en seguridad Douglas Farah.

Por Maibort Petit

 No será posible para los Estados Unidos detener el avance que la criminalidad experimenta en América Latina a través del “bolivarianismo” que se ha instaurado en el poder en algunos países, mientras no entienda cómo actúa lo que claramente es una organización, una empresa, que gana espacios en la región y amenaza el sistema democrático. Estas son las reflexiones de Douglas Farah, consultor y analista de seguridad nacional, miembro visitante senior en el Centro de Operaciones Complejas de la Universidad de Defensa Nacional y presidente de IBI Consultants, una empresa que brinda servicios estratégicos en el campo de la seguridad nacional.

  En conversación con Venezuela Política, Farah explicó que el fracaso en la lucha contra el “eje del mal”, cuya expresión en Latinoamérica es el “bolivarianismo”, parte del mal diagnóstico de la situación y, por ende, de la forma de enfrentarlo y combatirlo.

   Advierte que si bien la posición y papel de Estados Unidos frente a la región con la administración de Donald Trump, es de estar dispuesto a acabar o contribuir a que se geste un cambio democrático en países como Venezuela y Nicaragua, difícilmente tendrá éxito en este cometido mientras insista abordarlos como individualidades y no como la empresa criminal global que es.

 “Parte del problema es una falta de entendimiento dentro de la política de EE. UU. de que el problema no es Venezuela. El problema es la revolución bolivariana y sus posibilidades de oxigenarse desde Irán, con Rusia, con China, con Nicaragua, con Bolivia, con El Salvador, hasta hace poco con Surinam. Es decir, hay un montón de huecos en el sistema mundial de globalización que permiten a estos grupos que están dispuestos a actuar o utilizar a los grupos del crimen organizado, mantenerse como instrumentos del estado para va a seguir existiendo”, alerta.

  Explica que es la red criminal que opera detrás de uno de los regímenes instaurados en países tanto de América Latina como de otras latitudes, lo que les da sustento y permite que se mantengan en el tiempo a pesar de los múltiples problemas que enfrentan en el ámbito económico, social y político. Detrás de ellos, pues, una organiza criminal global los sostiene.

  Se remite, para ejemplificar, a los casos de Corea del Norte y Siria, entre otros, cuyos regímenes han alcanzado cierto nivel de sobrevivencia a pesar de que ya no disponen de los mismos recursos que antes, esto porque existe detrás de ellos una red criminal que les permite mantenerse a flote.  “Entonces el problema para mi es que los Estados Unidos no ven que es una sola una sola estructura donde hay que cortar todas las herramientas financieras de todos los grupos simultáneamente o, por lo menos, uno por uno, para ir achicando este espacio, porque sin eso no van a durar”.

  Llama la atención acerca de en la actualidad, ni en Estados Unidos, ni en América Latina, existe un consenso sobre el peligro que representa la revolución bolivariana para el hemisferio. Por ello, Douglas Farah convoca al entendimiento conjunto, de manera que pueda gestarse una acción orquestada por todos los países democráticos de la región y que se exprese en la aplicación de sanciones económicas a regímenes como el de Nicolás Maduro en Venezuela, de manera de frenar su avance y detener sus acciones criminales.

El bolivarianismo es una empresa criminal dispuesta a todo

Sin ambages, Douglas Farah asegura que en tanto no se corrija el mal diagnóstico del problema que no aborda la situación como la empresa criminal que es y está dispuesta a todo a cualquier costo para mantener el poder donde ya opera, para conquistarlo donde aún no ha llegado y reconquistarlo donde lo perdió, no será posible acabar con el flagelo.

  “No hemos entendido todavía que Venezuela está dispuesto a emplear grupos como las FARC, como el ELN, como sus propios grupos internos, como las milicias internas que tiene, los colectivos, etcétera, como instrumentos del estado. Es decir, estamos acostumbrados a pensar que un estado, aunque sea corrupto, va a combatir esos grupos, no a utilizarlos, invitarlos y darles dinero para que cumplan una política de gobierno. Yo creo que cambiar esa mentalidad es muy difícil, pero cuando haya ese cambio, se podrán ver realmente muchas más opciones para combatir esas redes criminales”.

  Esta acción es urgente, sentencia Farah, pues la criminalidad avanza y es preciso no seguir perdiendo el tiempo para combatir el eje del mal con contundencia y efectividad. De hecho, el dinero del sistema criminal está ingresando al sistema financiero de los Estados Unidos. Recuerda que, hasta hace unos diez años, habría sido posible manejar y frenar la situación, pero no se hizo. Fue de esta manera que avanzaron, como el caso del Frente Farabundo Martí en El Salvador, de Daniel Ortega en Nicaragua, Maduro en Venezuela, de Evo Morales en Bolivia o de Correa.

“Ya en ese momento era obvio que era un proyecto en conjunto basado en la criminalidad. No logramos con nuestras advertencias que se cambiara la política con que se enfocaba esta situación (…) Ahora tienen una capacidad enorme, hay una cantidad enorme de casos, por ejemplo el del profesor Bruce Bagley, un experto en lavar dinero que cayó por lavar dinero para los narcos.  Tienen un poder de corrupción muy grande que llega a muchas cosas, a mucha gente. Entonces, hay una red de complicidad también en EE. UU.”.


 





domingo, 9 de agosto de 2020

Douglas Farah: Reconocer el bolivarianismo como una empresa criminal es vital para combatirlo y vencerlo

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Por Maibort Petit

   Advierte que ni en América Latina ni Estados Unidos, hay conciencia ni consenso acerca de lo que representa la revolución bolivariana para el hemisferio.

   De manera determinante el consultor y analista de seguridad nacional, Douglas Farah, afirmó que para vencer el bolivarianismo es fundamental, en primer lugar, reconocerlo como una empresa criminal conjunta a la que es preciso combatir para impedir su avance en América Latina. Igualmente, alerta acerca de la necesidad de que esta lucha se emprenda de manera conjunta a objeto de poder tener éxito en el cometido de frenarlo.

   El experto, quien es miembro visitante senior en el Centro de Operaciones Complejas de la Universidad de Defensa Nacional y presidente de la empresa especialista en servicios estratégicos de seguridad nacional, IBI Consultants, lanzó la advertencia al momento de afirmar que el bolivarianismo forma parte del denominado “eje del mal” al que es preciso detener cuanto antes.

  Subraya que aun cuando la coyuntura actual por la pandemia del Covid-19 ha hecho que los esfuerzos del mundo democrático se vuelquen en atenderlo, no puede descuidarse ningún frente por el cual pueda colarse el crimen organizado trasnacional para instaurarse en más países de América Latina.

  Farah recordó que, de hecho, el bolivarianismo ostenta el poder en varios países de la región, por lo que es menester evitar a toda costa su expansión. Para ello es preciso tomar acciones como las que ya emprendió en su momento el Grupo de Lima pero que fueron abandonadas en razón de la pandemia. Debe existir un consenso en torno a su condición de empresa criminal conjunta al que no se puede atacar como individualidades, sino mantener la conciencia de que se trata de mafias que controlan a los estados. Tal acceso al poder les brinda la oportunidad, por ejemplo, de emitir pasaportes diplomáticos a los criminales, exportar bienes sin registrar, llevar a cabo negocios irregulares, como es el caso de Nicolás Maduro en Venezuela que se vale de los recursos del país, como el oro, el cual comercia irregularmente y le permite financiarse.

  La posibilidad de éxito de los países democráticos frente al bolivarianismo, reitera, se sustenta en que actúen conjunta y mancomunadamente, como una totalidad. Esta es una tarea inaplazable tanto para los países latinoamericanos como par Estados Unidos, este último muy distraído de estas lides por la proximidad de las elecciones presidenciales. De no ser así, las fuerzas del eje del mal seguirán avanzando y ganando terreno.

  A pesar de esto, el presidente de IBI Consultants refiere que es posible algunas iniciativas han sido posibles y han logrado derrotar la extrema izquierda criminal en Latinoamérica, como ocurrió, por ejemplo, en Bolivia, donde Evo Morales salió del poder. Igualmente cuenta como éxito la salida de los bolivarianos de Ecuador, el gobierno de Sebastián Piñera en Chile y de Iván Duque en Colombia. Pero conforme reconoce estos avances, subraya los retrocesos, tal es el regreso de Cristina Fernández al gobierno argentino, la permanencia de Daniel Ortega en Nicaragua, la fuerza que mantiene el Frente Farabundo Martí en El Salvador. “Entonces, hay varios retrocesos y algunos pequeños avances”.

  Douglas Farah lanza una nueva alerta acerca de la falta de consenso y conciencia existente en Estados Unidos y América Latina, los cuales carecen de un consenso que les permita una visión global de la problemática y, por ende, de la solución. “No existe un consenso sobre lo que representa la revolución bolivariana para el hemisferio”.

  Por ello llama a un entendimiento conjunto en la región que se traduzca en acciones concretas, como la aplicación de sanciones económicas a regímenes como el de Nicolás Maduro en Venezuela, de manera de frenar su avance y acciones criminales.

 “Eso se planteó en el Grupo de Lima, pero después nunca se hizo. Creo que mientras los estados tradicionales se preocupan por cuestiones de salud, en diferentes países criminalizados no tienen que hacerlo. Entonces vemos a Nicaragua sin ningún control sobre la pandemia y moviendo drogas y oro. Estamos viendo a Nicolás Maduro a quien realmente no le importa la salud de su pueblo y está dejando los espacios a los grupos criminales. Realmente creo que muy poco lo que estamos haciendo en un momento muy débil potencialmente y estamos un poco complicados”, dijo Farrah.

 Determinante, Douglas Farah sentencia que, a pesar de la atención que la pandemia del Covid 19 requiere, es indispensable mantenerse atentos para impedir que la coyuntura sirva para que la acción de los grupos criminales siga su curso en pos de tomar el poder, pues las consecuencias son fatales para los pueblos cuyos gobiernos caen en manos de estos grupos criminales.

 Y es que mientras los países democráticos deben atender sus cotidianidades, solucionar sus problemas, los regímenes criminales simplemente se avocan a acabar con la institucionalidad que les estorba la consecución de sus objetivos. Es decir, mantener las instituciones del estado distrae a los países democráticos de atacar la criminalidad adecuadamente.

 “En un estado criminal, todo el estado está al servicio del crimen organizado y eso les da más recursos y una impunidad increíble y margen para actuar fuera de lo que uno considere grave, normalmente la ilegalidad”.


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viernes, 17 de mayo de 2019

Régimen de Venezuela es considerado una 'Empresa Criminal Conjunta Bolivariana' o una 'red de redes'

Los expertos aseguran que "a pesar de las sanciones económicas de los Estados Unidos, la creciente condena internacional y la falta de legitimidad política, el régimen de Maduro no ha colapsado y no lo hará por un largo período de tiempo". 

Por Maibort Petit
@maibortpetit

Un informe presentado por el experto Douglas Farah y Caitlyn Yates de IBI Consultants, LLC y National Defense University (INSS) presenta una visión profunda sobre los alcances logrados por la llamada alianza de los estados bolivarianos creada por Hugo Chávez y mantenida por Nicolás Maduro, quienes junto con las FARC se ha fusionado en lo que los investigadores han denominado como la Empresa Criminal Conjunta Bolivariana – o un consorcio de estados criminales y actores no estatales que trabajan en concierto con objetivos compartidos.


El reporte que resume 5 años de trabajo, señala que la "empresa criminal conjunta, no sólo ha tomado billones de dólares de las arcas del Estado venezolano, sino que también usó a PDVSA como una estructura central para el lavado de dinero y corrupción a través de la región". 

Farah sostiene que la cartera criminal usada por la organización  se ha diversificado. Explica que cuando los precios del petróleo cayeron y la producción de PDVSA se estancó, tales condiciones obligaron a "Nicolás Maduro a dedicarse cada vez más a actividades más diversas como el tráfico de cocaína y la producción ilícita de oro" y gracias a esas actividades y a pesar de la declinación de PDVSA, el régimen continúa funcionando como una operación delictiva.

La investigación ofrece un panorama de una de las facetas de esta empresa que se define como una entidad compleja, global y frecuentemente patrocinada por el Estado

Tras cinco años de investigación de campo y recolección de documentos en 11 países y el análisis de fuentes abiertas, la investigación afirma que la Empresa Criminal Conjunta Bolivariana debería ser entendida como una red de redes – y no actividades aisladas que operan en diferentes países de América Latina. 

El informe identifica en total a 181 individuos y 176 compañías que operan en al menos 26 países. La suma financiera de estos hechos criminales no se conoce con exactidud, pero una investigación reciente realizada por un consorcio de periodistas latinoamericanos encontró que Venezuela desvió US$ 28 billones de PDVSA. Farah sostiene que sus averiguaciones le han permitido localizar al menos US$ 10 billones en fondos vinculados a Venezuela que se mueven entre 2007 y 2018.

En el informe se argumenta que el desafío más difícil para el desmantelamiento de la Empresa Criminal Conjunta Bolivariana es abordar la cartera criminal diversificada y el alcance global de la red. 

Entre otros aspectos, el informe examina "cinco de las numerosas tipologías criminales bajo las cuales trabaja el grupo, incluyendo ventas y préstamos de petróleo falsos; la compra de activos físicos; megaproyectos de infraestructura; minería de oro ilegal; y transferencias entre bancos". 

Los expertos aseguran que "a pesar de las sanciones económicas de los Estados Unidos, la creciente condena internacional y la falta de legitimidad política, el régimen de Maduro no ha colapsado y no lo hará por un largo período de tiempo". Sostiene que "medidas como designar a PDVSA y sus líderes como criminales son significativas. No obstante, la capacidad de la red para adaptar y diversificar su cartera criminal significa que el dinero continúa fluyendo dentro de las arcas del régimen".

He aquí el informe sobre la Empresa Criminal Conjunta Bolivariana

En 1998, el pueblo de Venezuela eligió a Hugo Chávez, dando inicio a un movimiento regional conocido como la Revolución Bolivariana. En un intento de aislar a los Estados Unidos y promover su proyecto político del “Socialismo para el Siglo XXI”, Chávez sistemáticamente consolidó el poder del brazo ejecutivo. En su momento transformó PDVSA –la empresa nacional de petróleos de Venezuela–en una empresa regional y multi billonaria, que operaba en conjunto con líderes políticos aliados, élites económicas y organizaciones criminales. Mientras Chávez dirigía el proyecto fue apoyado por el liderazgo político de Cuba, Nicaragua, Bolivia, Ecuador, Surinam y El Salvador. Durante los últimos veinte años esta red criminal creció hasta abarcar varias docenas de individuos y cientos de empresas de fachada. Nicolás Maduro dio una calurosa bienvenida a la herencia de este régimen criminal en 2013, después de la muerte de Chávez. Veinte años después de la fase de inicio de este proyecto político, esa red extiende a un nivel global, desde El Salvador hasta los Estados Unidos, desde Rusia hasta Hong Kong y a lo largo de varios paraísos fiscales financieros.

Incluso después de que Estados Unidos sancionó a cientos de individuos y entidades por los cargos de narcotráfico y lavado de dinero, Maduro continúa siendo el líder de facto de Venezuela. Los resultados de este régimen criminal culminaron en una economía venezolana que se contrajo en más de un 50% mientras que al menos el 10.5% de la población venezolana vive como refugiada. Esta crisis cada vez más visible impone costos enormes en los vecinos regionales. Mientras tanto, el lavado ilícito de fondos socava el estado de derecho y la democracia, destruye las economías legales, fortalece los regímenes autocráticos corruptos y crea espacios donde prosperan las redes criminales transnacionales organizadas. Mientras las dinámicas de las actividades criminales en Venezuela continúan sin cambios, Maduro siente cada vez más la presión internacional e interna para un cambio en el régimen.

Este informe demuestra la magnitud de lo que nosotros llamamos Empresa Criminal Conjunta Bolivariana. Aquí nosotros subrayamos algunas de las tipologías criminales usadas por la red y exploramos el amplio impacto de esas acciones criminales. Este informe recopila el trabajo de campo realizado durante cinco años en 11 países y aumenta este análisis cualitativo con el análisis de fuentes públicas y datos abiertos. Últimamente afirmamos que la Empresa Criminal Conjunta Bolivariana no es una entidad única, sino una red de empresas aliadas, con estructuras regionales y vinculada históricamente con individuos que operan en todo el mundo. A menos que la red sea atacada desde múltiples puntos simultáneamente, esta alianza sobrevivirá y se transformará en una operación más dispersa y sofisticada.

Introducción

El 26 de julio de 2018, 12 individuos vinculados con PDVSA fueron acusados en el Distrito Sur de Florida por conspiración de lavar US$ 1.2 billones, desde la compañía hacia bancos, casas de bolsa y compañías de inversión en bienes raíces en los Estado Unidos.1 La denuncia criminal detalló al menos una tipología de las múltiples que utiliza el gobierno venezolano para mover sumas significativas de dinero a puerto seguro durante la última década. Mientras la denuncia (y sus condenas consecuentes) son importantes, este caso representa sólo una faceta del modo en que los fondos han sido movidos ilícitamente por las estructuras del Estado, desde que la Revolución Bolivariana fue lanzada tras la elección de Hugo Chávez.

Con la orientación de Fidel Castro, Hugo Chávez fue electo presidente de Venezuela en 1998 como un héroe nacional, tras el fallido golpe de estado de 1992. El proyecto bolivariano de Chávez fue, desde su inicio, un esfuerzo para crear un nuevo modelo económico y político para América Latina, mientras simultáneamente se comprometía en una lucha política y económica contra la influencia de Estados Unidos. La idea era crear el “Socialismo del Siglo XXI”, logrando, al menos espiritualmente, una unión política entre Venezuela, Colombia, Panamá, Ecuador, Perú y Bolivia. Diseñó una plataforma popular, anticorrupción y populista y visualizó la vasta riqueza petrolera de Venezuela como la forma financiera para este anticipado final político.


Con los precios del petróleo altos y una gran desilusión con la élite histórica de la región, Chávez alcanzó el momento para lanzar su movimiento populista en la región. Para ello, entre 2005 y 2010 logró exitosamente a apoyar en financiar las campañas presidenciales de los candidatos con mentalidad radical, populista y autoritaria. Esos líderes incluyeron a Evo Morales (Bolivia), Rafael Correa (Ecuador), Mel Zelaya (Honduras), Daniel Ortega (Nicaragua), Mauricio Funes -financiado por José Luis Merino6(El Salvador), y Desi Bouterse (Surinam). Chávez también mantuvo fuertes relaciones con el gobierno de izquierda de Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil y con el gobierno populista radical de Cristina Fernández de Kirchner en Argentina.

No es coincidencia que la mayoría de los líderes de países bolivarianos, compartan historias de lucha en apoyo de las viejas fuerzas armadas guerrilleras de izquierda. Mientras la Revolución Bolivariana institucionalmente comenzó en 1998, las raíces del movimiento comenzaban décadas atrás, con el Frente Sandinista de Liberación Nacional de Nicaragua (FSLN), el Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional de El Salvador (FMLN), la Revolución Cubana y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC)7. Décadas más tarde, los recuerdos y lazos desarrollados durante los conflictos civiles creó un vínculo de confianza entre los nuevos líderes empoderados. La estatura de Chávez en el grupo bolivariano derivó, en parte, de su experiencia militar y de su ideología militarista, pero más que nada de su complacencia en gastar billones de los fondos de PDVSA en el hemisferio.

La alianza de los estados bolivarianos junto con las FARC se ha fusionado en lo que nosotros definimos como la Empresa Criminal Conjunta Bolivariana – o un consorcio de estados criminales y actores no estatales que trabajan en concierto con objetivos compartidos. Esta empresa criminal conjunta, no sólo ha tomado billones de dólares de las arcas del estado venezolano, sino que también usó a PDVSA como una estructura central para el lavado de dinero y corrupción a través de la región. La cartera criminal usada por aquellos en ese movimiento ha continuado diversificándose, como cuando los precios del petróleo cayeron y la producción de PDVSA se estancó. Tales condiciones forzaron al nuevo presidente Nicolás Maduro a dedicarse cada vez más a actividades más diversas como el tráfico de cocaína y la producción ilícita de oro, pero incluso con la declinación de PDVSA, el régimen continúa funcionando como una operación delictiva.

Este informe ofrece un panorama de una de las facetas de esta empresa que se define como una entidad compleja, global y frecuentemente patrocinada por el Estado. Basamos nuestros hallazgos en cinco años de investigación de campo y recolección de documentos en 11 países, como también en el análisis de fuentes abiertas. Afirmamos que la Empresa Criminal Conjunta Bolivariana debería ser entendida como una red de redes – no actividades aisladas que operan en diferentes países de América Latina. En total identificamos 181 individuos y 176 compañías operando en al menos 26 países. La suma financiera de estos hechos criminales no se conoce con exactidud, pero una investigación reciente realizada por un consorcio de periodistas latinoamericanos encontró que Venezuela desvió US$ 28 billones de PDVSA10 Nosotros hemos localizado por lo menos US$ 10 billones en fondos vinculados a Venezuela que se mueven entre 2007 y 2018.

En última instancia, argumentamos que el desafío más difícil para el desmantelamiento de la Empresa Criminal Conjunta Bolivariana es abordar la cartera criminal diversificada y el alcance global de la red. Examinamos sólo cinco de las numerosas tipologías criminales bajo las cuales trabaja el grupo, incluyendo ventas y préstamos de petróleo falsos; la compra de activos físicos; megaproyectos de infraestructura; minería de oro ilegal; y transferencias entre bancos. También aseguramos que a pesar de las sanciones económicas de los Estados Unidos, la creciente condena internacional y la falta de legitimidad política, el régimen de Maduro no ha colapsado y no lo hará por un largo período de tiempo. Medidas como designar a PDVSA y sus líderes como criminales son significativos. No obstante, la capacidad de la red para adaptar y diversificar su cartera criminal significa que el dinero continúa fluyendo dentro de las arcas del régimen.

Ventas Falsificadas de Petróleo

Los esquemas de venta falsa de petróleo son la base sobre la cual comenzó a funcionar la Empresa Criminal Conjunta Bolivariana. PDVSA es la accionista mayoritaria en varias subsidiarias petroleras de la región, a través de su sucursal PDV Caribe. Esta posee el 60% de Petróleos Alba en El Salvador y el 51% de Albanisa en Nicaragua.11 El control de PDVSA sobre cada compañía involucrada en el consorcio del ALBA, permite mover fondos a través de la compañía venezolana hacia sus subsidiarias centroamericanas con facilidad. Más aún, las sumas de dinero que se mueven a través de PDV Caribe son importantes.

Las entrevistas del autor con individuos cercanos a Petróleos ALBA revelaron que la subsidiaria casi no recibió petróleo de PDVSA entre 2010 y 2017, si bien la subsidiaria salvadoreña registró ingresos de aproximadamente US$ 200 millones por año -totalizando unos US$ 1.2 billones durante la década examinada. En Nicaragua, Albanisa obtuvo más petróleo de PDVSA, pero la subsidiaria nicaragüense recibió fondos que superaban con creces las importaciones. En el caso de Albanisa, el dinero provisto totalizó entre US$ 400 millones a US$ 600 millones o US$ 4 a US$ 6 billones de fondos ilícitos durante la última década.12 Estos fondos fueron manejados por un pequeño número de elites políticas aun cuando cada año los fondos representaban entre el 16% y el 20% del presupuesto nacional en Nicaragua y el 15% de El Salvador.


A pesar de todo, los fondos jamás pasaron por un proceso de aprobación del Congreso o por ningún mecanismo contable.13 Para crear un rastro de papel correspondiente, tanto Alba Petróleos como Albanisa establecieron docenas de compañías y empresas de fachada donde invertían fuerte, al menos en el papel – en producción de alimentos, instituciones financieras, aerolíneas, centros de estudio, proyectos de energía alternativa, adquisición de tierras, gasolineras y otras actividades. Todas esas compañías que se informó operaban bajo la bandera de ALBA incluyeron juntas directivas corporativas interconectadas y rara vez cumplieron con los requisitos legales en cuanto a la presentación de informes financieros. En ambos casos entrelazando redes de incondicionales del partido político, funcionarios superiores del gobierno y funcionarios de PDVSA dirigen las agencias subsidiarias.14 Aunque la más notable dinámica es que la mayoría de los proyectos que las compañías petroleras afirman financiar, no existen físicamente ni producen bienes o servicios.

En el caso de Alba Petróleos, José Luis Merino (Viceministro de El Salvador de Asuntos Extranjeros para Inversión y Desarrollo Financiero y ex comandante del FMLN) y otros reputados testaferros, crearon una serie de compañías con propietarios cuyos nombres se repiten en unas y otras estructuras en Panamá. Desde allí, Alba Petróleos y sus compañías vinculadas, les prestaron a ocho compañías panameñas bajo su control al menos US$ 1.1 billones entre 2007 y 2017. Esas compañías en su momento movieron el dinero a paraísos fiscales en el Caribe y Europa, incluyendo las Islas Vírgenes Británicas, las Islas Caimán, Belice, Suiza y Rusia. Finalmente declararon que la mayor parte de la deuda era incobrable.

En el caso de Nicaragua, los fondos de Albanisa no están tan bien trazados porque el régimen de Ortega se negó sistemáticamente a completar la información requerida y permitió sólo a una poca gente de confianza el acceso a los informes financieros. No obstante, el sitio web de investigación Confidential,16 y otros investigadores, documentaron partes de la estructura. La cual usó métodos similares para crear docenas de compañías de fachada, incluyendo un banco (el cual será analizado más adelante en el informe), por parte de Albanisa, para guardar los fondos hasta tanto el dinero era movido al exterior.

Compras Sistemáticas de Activos

El 16 de agosto de 2018, Raúl Gorrín, venezolano, propietario de una red de noticias fue acusado de conspiración por violar la Ley de Prácticas Corruptas en el Extranjero, de conspiración para cometer lavado de dinero y por lavado de dinero.18 Gorrín se declaró culpable de todos los cargos. Este caso sirvió como ejemplo de cómo este esquema de activos fijos sirve para lavar fondos estatales venezolanos fuera del país y en paraísos fiscales o en otros países que resulten atractivos. En la Empresa Criminal Conjunta Bolivariana, el destino final de estos activos fijos es a menudo Estados Unidos.


En total, fueron mencionados 12 conspiradores en el caso del esquema para cambio de moneda extranjera donde el bolívar venezolano era negociado por un dólar fijo, cuyo precio era significativamente más alto que la tasa de cambio oficial. Se estima que este esquema habría lavado entre 1.2 y 2.4 billones de dólares, utilizando el sistema financiero de Estados Unidos, a lo largo de cuatro años. La participación de Gorrín en este esquema totalizó aproximadamente US$ 159 millones.20 Si bien, este esquema comenzó en 2014, el involucramiento de Gorrín puede rastrearse hasta el año 2008 cuando él comenzó a pagar sobornos para retener contratos comerciales.21 Así se convirtió en un socio confiable para los funcionarios venezolanos corruptos, Gorrín pagó sobornos y lavó fondos durante toda la década pasada por medio de las cuentas del banco de PDVSA, que podían operar en dólares sin estar sujetas a controles de cambio o restricciones bancarias.


La tipología de manipulación de cambio dio a los miembros del régimen, acceso a los escasos dólares existentes a una tasa preferencial más alta. Los involucrados recibían luego instrucciones para sacar los dólares de Venezuela, frecuentemente disimulados como fondos para el pago de importaciones o bien como ganancias provenientes de exportaciones. Los controles de cambio para el ciudadano común se convirtieron en una necesidad dado que una inflación sin precedentes hacía que la moneda local, el bolívar, valiera menos cada día y el régimen se desesperaba por recolectar tantos dólares como fuera posible (o cualquier moneda menos bolívares).


La mayoría de este dinero era movido a través de los Estados Unidos hasta Suiza y de allí regresaba a los Estados Unidos. Para ocultar el origen de los fondos, Gorrín movía el dinero por intermedio de compañías de fachada, lo que incluyó adquirir el banco dominicano Peravia para ocultar el origen de los fondos. De allí, Gorrín ocultaba los fondos lavados a través de la inversión en bienes raíces o en la compra de otros valores. La investigación criminal encontró que entre las compras que Gorrín realizó, había comprado tres aviones jets, un yate, múltiples caballos premiados y numerosos relojes de primeras marcas. Como los fondos no estaban más en efectivo o en alguna forma en que se pudieran rastrear, el esquema de lavado resultaba más difícil de detectar que si el dinero hubiera continuado moviéndose por intermedio de bancos o transacciones financieras rastreables.

Como resultado de su declaración de culpabilidad, en noviembre de 2018, al menos 24 de las propiedades de Gorrín (ubicados en los estados de Nueva York y Florida), fueron incautados. Sólo los siete condominios en Nueva York, tienen un valor estimado de US$ 40 millones. Las autoridades también incautaron 17 caballos de raza y varios vehículos de lujo. En este caso, como en la mayoría de los ejemplos de esta tipología criminal, Gorrín fue uno de los múltiples participantes, donde cada uno sacaba una parte del total. Esto continúa sirviendo como una tipología criminal común en varios países integrantes de la Empresa Criminal Conjunta Bolivariana.

Minería Ilegal

En los últimos años, la Empresa Criminal Conjunta Bolivariana ha diversificado sus operaciones dentro de la minería del oro ilícita como forma de obtener ganancias y como forma de lavar los ingresos de múltiples delitos a través de una industria poco regulada. Es decir que la decisión de la Empresa de dedicarse al oro se debe, al menos en parte, a los altos precios del oro en el mercado internacional, la facilidad con la cual el oro puede ser movido y convertido en efectivo y el bajo riesgo de detección de las transacciones ilegales. El ejemplo más claro del esquema ilícito del movimiento de oro en relación con esta empresa criminal, es Kaloti Suriname Mint House (KSMH) que opera cerca de Paramaribo, Surinam. Inaugurada en 2015, la compañía mantiene una sociedad entre Surinam y Kaloti Precious Metals de los Emiratos Árabes Unidos. KSMH opera bajo la protección del presidente Desi Bouterse, quien es: condenado del narcotráfico, proveedor de armas para las FARC y un individuo que fue elegido con apoyo financiero de Chávez.

KSMH es un proyecto totalmente irracional y ficticio, que en los papeles costó US$ 20 millones y está ubicado en el país más aislado del hemisferio. No hay una ventaja competitiva entre los distribuidores de oro de los países productores de oro, quienes envían su oro a Miami o Europa en viajes comerciales diarios directos. Mientras que Surinam produce unas 28 toneladas de oro al año, la instalación tiene capacidad para refinar 60 toneladas de oro. Varias visitas de campo en junio de 2016 a KSMH, en la ciudad de Wit Santi que está ubicada cerca del aeropuerto internacional del país, arrojaron que la refinería no existe. De hecho, el edificio que alberga el proyecto no muestra actividad comercial ninguna. Entrevistas con comerciantes de oro en Surinam, confirmaron la inexistencia de la refinería.

Lo que hace tan valiosa a KSMH, es la facilidad con la cual la Empresa Criminal Conjunta Bolivariana, puede exportar su oro como originario de Surinam, disfrazando el verdadero origen del metal y evitando el escrutinio y las sanciones. El oro que se mueve a través de KSMH es probablemente producido legalmente en otros países de América Latina y es ideal para ubicar los flujos de recursos ilícitos y el lavado que lo acompaña. Además, el trabajo de campo realizado por IBI Consultants encontró que KSMH, ahora también certifica las exportaciones de oro de Surinam, así como también exporta oro que no existe, certificando exportaciones sin mover ningún oro. En la práctica entonces, uno puede obtener un certificado de exportación de oro de Surinam sin tener que exportar ningún oro, creando un mecanismo para justificar depósitos en efectivo que de otro modo serían sospechosos.

Como el movimiento de fondos bolivarianos están bajo escrutinio, para el régimen de Maduro es una forma menos regulada para conseguir efectivo que de otro modo sería bloqueado por las sanciones financieras. Solo en 2018, el estado venezolano vendió 73.2 toneladas de oro en Turquía y Emiratos Árabes Unidos, parte del mismo terminó bastante lejos, en Uganda. Dado que las reservas de oro del Banco Central Venezolano crecieron en 11 toneladas en 2018, a pesar de la venta masiva en curso, todo hace suponer que una importante cantidad de mercadería era obtenida ilegalmente por los grupos disidentes de la FARC y el ELN. La venta de oro ilegal, diamantes, coltán y otros bienes de fácil distribución que son además difíciles de rastrear, son una cada vez más creciente tipología criminal para la Empresa Criminal Conjunta Bolivariana.


Proyectos de Infraestructura Falsos

La transferencia de grandes sumas de dinero del Estado a través de proyectos de infraestructura inexistentes es una metodología importante usada por los estados criminales para lavar fondos. El hecho de que los Estados colocan los fondos a través de esos proyectos y controla los organismos que investigan esas operaciones, la supervisión y auditoría estatal no existe. Ni PDVSA ni sus subsidiarias centroamericanas, podrían ser investigadas por auditores de impuestos, las fuerzas de la ley o entidades de control financiero porque todos estaban bajo el control del Estado, cuyos líderes permitían que las operaciones avanzaran y se beneficiaban ellos mismos de esas actividades. Como esta tipología criminal ha sido perfeccionada a lo largo del tiempo, ahora es una de las más efectivas estrategias y con metodologías menos riesgosas que utiliza la Empresa Criminal Conjunta Bolivariana.

Uno de los más grandes de estos casos, fue la firma de un programa anunciado entre Albanisa y PDVSA en Nicaragua. En 2007, los presidentes Chávez y Ortega colocaron la piedra angular donde Nicaragua iba a construir una enorme refinería para refinar el petróleo pesado de PDVSA. Los presidentes anunciaron que el proyecto costaría un estimado de US$ 6.6 billones, una suma de dinero absurda y económicamente irracional para un proyecto como tal, que además llevaría el grandioso nombre de “El Supremo Sueño de Bolívar”. La refinería en los papeles recibió un aporte inicial de US$ 32 millones en 2008 y un adicional de US$ 60 millones a lo largo de los tres años siguientes. En 2012 y 2013 el programa recibió un adicional de US$ 341.2 millones.  Desde 2013 las sumas dedicadas a este proyecto no son bien conocidas, pero los gobiernos de Venezuela y Nicaragua aportaron varias decenas de millones a lo largo de 2015. Llegados a este punto, las huellas en papel del financiamiento se pierden. 

Sin embargo, casi un medio billón de dólares habría pasado por este proyecto y dejaron muy pocos resultados visibles. Múltiples visitas al sitio de la construcción entre 2014 y 2016 sólo revelaron un campo vacío con algunos tanques de almacenamiento y una cerca de madera, sin ningún otro signo de construcción de una refinería, excepto los mencionados tanques. En realidad, la cadena delictiva financiera lo que ejecutó es un movimiento de fondos de PDVSA a través de su subsidiaria Albanisa y luego los redistribuyó como pagos por trabajos nunca realizados y materiales inexistentes a compañías contratistas vinculadas a los gobiernos de Ortega y Chávez. Estas compañías fantasmas movían el dinero, ahora “limpio” de regreso bajo control de las estructuras delictivas de Nicaragua y Venezuela.

Si bien la refinería fue uno de los más grandes proyectos ficticios de infraestructura que descubrimos en nuestras investigaciones de campo, fue sólo una de las docenas de empresas similares que lavaron cientos de millones de dólares con el apoyo de la Empresa Criminal Conjunta Bolivariana. Otros proyectos que nunca se ejecutaron incluían contratos para la exploración petrolera, que nunca se realizó, la construcción de una planta para la producción de vacunas que jamás produjo una vacuna, una planta productora de paneles solares que no produjo paneles, una compañía embotelladora de agua que no generó agua embotellada alguna y docenas de otras empresas fantasmas en toda la región. Esto continúa hoy siendo uno de los más frecuentes tipos de actividades delictivas utilizadas por de la Empresa.

 Transferencias Banco a Banco

La última tipología financiera delictiva explorada en este informe se basa en la transferencia banco a banco. La abundancia de recursos pasando por PDVSA y ALBA forzó a la Empresa a adoptar soluciones sólo disponibles para Estados involucrados en actividades delictivas. En un caso, Nicaragua creó su propio banco bajo la protección del Estado nicaragüense. Este banco estaba directamente controlado por el presidente Ortega y un grupo de sus más cercanos cómplices en los negocios financieros, los que ya controlaban el consorcio Albanisa.


En octubre de 2014, las autoridades de Nicaragua oficialmente registraron el Banco Corporativo (Bancorp) como una entidad financiera y le dieron como domicilio la misma oficina que utilizaba Albanisa. La presentación formal del banco decía que la institución se especializaría en el manejo de inversiones, y las noticias locales informaron que Albanisa resultaba la propietaria. Sin embargo el banco llevaba adelante muy pocas operaciones regulares, optando por no ofrecer cuentas corrientes, préstamos, hipotecas y todas ellas actividades comunes entre los bancos.

Sin embargo, Bancorp funcionó como un depositario de un fondo de US$ 1.5 billones de dólares por parte de Albanisa y sus compañías relacionadas y más de US$ 1 billón en “otros fondos.” Las actividades de la nueva institución bancaria, aparecieron como tan inusuales que los líderes del sector bancario de Nicaragua se reunieron con oficiales de la Embajada de los Estados Unidos en el país para dejar en claro que no tenían relación alguna con este Banco. La preocupación aumentó cuando Bancorp recibió un depósito de US$ 16 millones en efectivo tan solo en el mes de diciembre de 2016. Las alarmas sonaron aún más cuando el banco declaró que sus depósitos aumentaron a US$ 340 millones en 2017, un aumento del 237 por ciento respecto del año anterior, y esto a pesar de la falta de clientes o de una actividad comercial clara.

Una de las anomalías más significativas de Bancorp fue la ausencia de “bancos corresponsales” con entidades bancarias que tuvieran acceso al sistema financiero de los Estados Unidos que realmente impide al banco llevar adelante negocios en el mundo exterior. A través de la investigación de campo determinó que Bancorp, para encontrar una forma de mover dinero afuera de Nicaragua, había abierto una cuenta en la sucursal panameña de un banco asiático con sucursales en Hong Kong, Corea del Sur y Panamá. Así fondos de la Empresa Criminal Conjunta Bolivariana eran entonces transferidos desde Nicaragua a la cuenta de Bancorp con el banco asiático en Panamá, para finalizar su recorrido en la filial de Hong Kong. Allí los fondos eran blanqueados y colocados en diferentes cuentas controladas por Ortega y sus aliados, así luego el dinero podía fácilmente ser movido desde Hong Kong y transferido electrónicamente a cualquier parte del mundo, incluidos los Estados Unidos.

Este mecanismo de transferencias banco a banco, cambió en enero de 2019 cuando los Estados Unidos sancionaron a Bancorp. En respuesta, el Presidente Ortega optó por una opción audaz. El impulsó una propuesta legislativa, por intermedio de la Asamblea Nacional de Nicaragua, controlada por el partido de Ortega, por la cual, el Estado nicaragüense compraba Bancorp en aproximadamente US$ 23 millones y lo convertía en el Banco Nacional de Nicaragua. La movida sucedió y así amalgamó los fondos de Bancorp haciendo mucho más difícil discriminar e identificar los fondos ilícitos que se mueven en el sistema bancario Nicaragüense.

Impacto Humano y Económico

El costo de la Empresa Criminal Conjunta Bolivariana resultó brutal, pero al menos, hasta cierto punto medible. En 2018 el índice de inflación de Venezuela sobrepasó un millón por ciento y el FMI estimó que este índice sobrepasaría 10 millón por ciento para finales de 2019.43 Además un estudio realizado en Venezuela en el 2017 estimaba que el venezolano promedio había perdido unos 11 kg al año dado la escasez de alimentos en el país. Finalmente, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) estimó que tan solo el 20% de los medicamentos necesarios resultaba accesible para los venezolanos en el año 2018.45 Las carencias sistemáticas de comida y medicamentos son solo dos tipos de abusos de los derechos humanos cometidos por el régimen de Maduro.

El aumento en intensidad y cantidad de las sanciones aplicadas por los Estados Unidos sobre las compañías estatales venezolanas y los individuos asociados a ellos han sido culpados por algunos por esta crisis humanitaria. Sin embargo, los efectos de estas acciones sobre el venezolano promedio han sido más bien marginales. Existen pocas estimaciones del daño que las sanciones habrían causado en la población venezolana, pero una estimación determinó que entre septiembre de 2017 y septiembre de 2018 las sanciones aplicadas por los Estados Unidos resultaron en aproximadamente U$S6 billones de dólares en pérdidas para Venezuela. Los efectos se aceleraron desde enero de 2019, cuando Estados Unidos anunció sanciones contra PDVSA. Sin embargo, S&P Global estimó que estas sanciones recortaron la producción de crudo venezolano en más del 50% en febrero, una pérdida de aproximadamente U$S6 millones de dólares en ganancias por día. Son significativas, pero estas pérdidas resultan marginales cuando se comparan con los costos del régimen. Además, esas ganancias hubieran sido distribuidas entre la élite política cuyo apoyo es vital, pero no entre el pueblo venezolano. Dicho eso el robo y el desmanejo realizado por el régimen puso a la economía de rodillas, independientemente de las sanciones económicas.

Una forma posible de medir esta crisis es a través del éxodo de refugiados y los costos que implican esta migración forzada. Comenzando en 2014, poco después de la elección de Maduro, comenzó un éxodo de refugiados que dejaban Venezuela y se dirigía principalmente a los vecinos regionales. El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados estimó que para enero de 2019, al menos 3.4 millones refugiados venezolanos, o si se quiere el 10.5% de la población total del país (de acuerdo con las cifras de población de 2014), vivían fuera del país. Esto convirtió a la crisis de los refugiados venezolanos en la más grande migración masiva forzada en la historia de América Latina y a la par o excediendo la crisis de los refugiados sirios. Colombia es en números el país más afectado por la crisis. La ACNUR estimó que antes del cierre de la frontera entre Colombia y Venezuela en febrero de 2019, unos 5.000 venezolanos entraban a Colombia cada día.51 Otros países muy afectados por el flujo de refugiados son Perú y Ecuador.

Si bien, los vecinos situados al oeste de Venezuela son los que más refugiados reciben hablando en términos de números, algunos países pequeños del hemisferio soportan una proporción mayor comparado con su población. Curazao alberga 16.147 (por cada cien mil) refugiados venezolanos, lo que es aproximadamente 8 veces mayor que Colombia. Aruba le sigue de cerca con 15.200 y el tercer país proporcionalmente más afectado es Guyana. La crisis de los refugiados venezolanos afecta al hemisferio entero y esto debe ser considerado cuando se analiza globalmente el costo de esta crisis. El ACNUR está requiriendo US$ 201.000 en costos de reasentamiento. Y las Naciones Unidas requerirán un adicional de US$ 738.000 en ayuda humanitaria para el año 2019. Es razonable asumir que esta ayuda humanitaria y los costos de reasentamiento asociados con la crisis venezolana serán al menos de US$ 1.5 billones.


Otro paquete de costos asociados con esta crisis es la deuda externa de Venezuela hacia países extranjeros y organizaciones internacionales, los cuales deberán ser pagados con intereses. Ya a principios de 2019, Venezuela debía a China casi US$ 20 billones. Ellos debían a la compañía petrolera perteneciente al estado ruso, Rosneft, aproximadamente US$ 2.3 billones. Otras estimaciones sugieren que la deuda externa total de Venezuela es de alrededor U$S 100 billones. Como resultado, estimamos que la deuda de Venezuela totaliza entre 22.3 billones y 100 billones de dólares. Una tercera categoría de costos estima, los fondos lavados por la Empresa Criminal Conjunta Bolivariana por un monto de US$ 10 billones entre los años 2007 y 2018. Esta es una cifra baja comparada con el informe reciente que la estimaba en US$ 28 billones. Una persona entrevistada para este informe, quien estaba directamente involucrada en el movimiento de fondos de PDVSA, estimó que la cifra es cercana a los U$S 43 billones. Nosotros estimamos entre U$S 10 y U$S 43 billones los fondos del Estado que fueron enviados fuera de Venezuela.

Finalmente, de acuerdo con la Asamblea Nacional de Venezuela (que se encuentra en manos de la oposición) la economía del país se redujo en un 53% entre 2013 y 2019. Si bien es muy posible que el reporte de estas pérdidas sea algo impreciso, podemos aproximarnos a las

pérdidas económicas sufridas por Venezuela, basándonos en el PBI. En 2013, la economía venezolana arrojó un producto bruto interno de US$ 381 billones. Asumiendo que la declinación del PBI desde 2013 ha sido de entre un 8 y un 8.5% por año, Venezuela perdió entre 411 y 434 billones de dólares en su PBI desde 2013 hasta 2018. Esta estimación favorece claramente la postura de la oposición venezolana, pero sirve como una aproximación a las pérdidas sufridas atento a la falta de información oficial.

La suma de los costos incurridos por la Empresa Criminal Conjunta Bolivariana con su consiguiente declinación económica arroja cifras que van entre los 473 y los 633 billones de dólares desde que Maduro se hizo cargo del gobierno en 2013. Como resultado, las acciones de la elite política venezolana generaron una espiral con efectos secundarios y terciarios sobre la población venezolana. Las estimaciones sobre la crisis venezolana son simultáneamente incompletas e imprecisas, pero demuestran la magnitud de la situación. Además, muchas de las acciones y sus resultados subsecuentes no hubieran sido posible sin la asistencia de una verdadera red de actores ilícitos operando por todo el mundo.

Conclusiones

Este informe subraya la interconectividad de los diferentes actores y mecanismos económicos que facilitan la pervivencia de esta Empresa, si bien es actualmente algo debilitada. La Empresa Criminal Conjunta Bolivariana es una estructura única, construida con la participación directa del Estado, actuando en forma criminal y operando a través de múltiples esferas económicas y jurisdicciones policiales. Esta acción criminal cuenta con apoyo de entidades estatales, negocios ilícitos y grupos criminales organizados. El resultado es una compleja operación criminal que socava el estado de derecho, la gobernanza democrática y las alianzas de los Estados Unidos en el hemisferio occidental.

La estructura bolivariana ha probado ser resistente y adaptable con múltiples capacidades redundantes. Operacionalmente, cuando una faceta de esta red criminal es presionada, la Empresa Criminal Conjunta Bolivariana mueve sus operaciones a una nueva área o encuentra nuevos aliados – frecuentemente con diferentes fortalezas y conexiones – pero compartiendo la historia y objetivos comunes de la Empresa. Recientemente, el gobierno estadounidense ha tomado un enfoque más integral frente a estos actores criminales, y esto le está dando resultados significativos. Los esfuerzos para canalizar fondos provenientes de PDVSA y de la estructura bancaria bolivariana hacia el gobierno legítimo de Guaidó y fuera del alcance del régimen de Maduro son tan innovadores como necesarios. Pero como el ex Comandante del Comando Sur, James Stavridis, señaló “se necesita una red para combatir una red”.

Nosotros pensamos que la clave para combatir esta red está en la integración de las autoridades y capacidades de todo el gobierno de los Estados Unidos y en la colaboración de nuestros socios más confiables, como, por ejemplo, Colombia, para posibilitar cortar el alcance de la red bolivariana. Esta aproximación incluye combinar los recursos y la autoridad del Departamento del Tesoro, Departamento de Estado, Departamento de Justicia, Departamento de Homeland Security y de Defensa, en colaboración con la comunidad de inteligencia para enfrentar los múltiples nodos de la Empresa. Sin embargo, enfrentar a la Empresa Criminal Conjunta Bolivariana, también requiere acciones más allá de Venezuela y a la vez un compromiso más robusto y a largo plazo con las naciones políticamente aliadas en el Hemisferio Occidental. En tanto que los pilares ideológicos de la Revolución Bolivariana han sido ampliamente desacreditados, se presenta una oportunidad para los Estados Unidos acercarse a la región y encarar la complejidad que esta Empresa criminal plantea.