domingo, 13 de septiembre de 2020

Acuerdos con China incrementaron el rentismo, la corrupción y la desinstitucionalización de Venezuela

Un estudio de Transparencia Venezuela deja en claro cómo el intercambio socava la democracia venezolana, al tiempo que viola la normativa del país.

Por Maibort Petit

   Un informe de la organización Transparencia Venezuela denominado “negocios chinos. Acuerdos que socavaron la democracia en Venezuela”, analiza las alianzas económicas y políticas que los gobiernos de China y Venezuela establecieron en los últimos 20 años y que significaron la recepción de más de USD 68 mil millones que, supuestamente se traducirían en desarrollo económico y social para el país administrado por el finado Hugo Chávez y su sucesor Nicolás Maduro. Sin embargo, este objetivo no se cumplió y, por el contrario, la inmensa masa de dinero sólo sirvió para incrementar el rentismo, el clientelismo, la corrupción y la desinstitucionalización del país.

  El análisis se alerta que estos préstamos comerciales ingresaron sin ningún tipo de control por parte de la Asamblea Nacional ni de la Contraloría General de la República, por lo que sobre estos capitales no hubo rendición de cuentas y, mucho menos, información pública la manera como se llevaron a cabo los proyectos para los cuales fueron destinados los fondos. Tampoco el sistema de justicia actuó y el manejo irregular del dinero se quedó sin sanciones.

  El estudio se hizo a partir de la revisión de trabajos científicos, periodísticos, bases de datos, publicaciones oficiales de Venezuela y China y fuentes extraoficiales. Del mismo modo se llevaron a cabo entrevistas a especialistas y consultores en relaciones internacionales, economía y sectores estratégicos, tales como petróleo y electricidad, así como a líderes empresariales.

El contexto

  En primer lugar, el estudio refiere que el acelerado crecimiento económico experimentado por China requiere gran cantidad de combustible y materias primas, por lo que el gobierno decidió implementar una estrategia de posicionamiento global en la que América Latina y el Caribe se erigieron como centro de interés para Pekín. En tal sentido, la nación asiática puso en marcha desde principios del siglo 21 la política exterior Going Global Policy, la cual incrementó el intercambio comercial, las inversiones y los acuerdos de financiamiento y proyección de sus empresas. Fue así como China se convirtió en el primer o segundo aliado comercial de muchas naciones latinoamericanas, entre ellas Venezuela.

  Entretanto, se proponía diversificar la clientela internacional del petróleo venezolano, disminuir la dependencia de Estados Unidos, darle cabida países asiáticos como China y la India. Visitó al primero de estos países en octubre de 1999 y el 24 de mayo de 2001 constituyó la Comisión Mixta de Alto Nivel (CMAN), un ente bilateral que en 17 años aprobó los proyectos más importantes de integración económica, comercial y política entre ambas naciones.

  Chávez, con amplios poderes otorgados a través de una Ley Habilitante, aprobó una serie de decretos-leyes que causaron malestar en el sector privado y las organizaciones civiles; convirtió a la oposición política en enemiga; tomó el control absoluto de PDVSA; acabó con los contrapesos legislativos y convirtió al resto de los poderes públicos en apéndices del ejecutivo. Igualmente, el finado mandatario tomó el control de las principales fuentes de recursos públicos para favorecer los intereses de su partido.

 En ese tiempo, principios del siglo XXI, la Faja Bituminosa del Orinoco pasó a llamarse Faja Petrolífera. Dado que un conjunto de descubrimientos convirtió a Venezuela en el país con las mayores reservas probadas de petróleo del mundo, se volvió muy atractivo para China, ampliamente necesitada de combustible. Chávez, vio en China una fuente de recursos y financiamiento.

  Como encargado de las relaciones exteriores, Hugo Chávez celebró acuerdos y contratos con China. Su sucesor continuó con esta política y entre 2001 y 2018 se firmaron 269 acuerdos que, sumados a los 472 firmados previamente desde el inicio de las relaciones diplomáticas en 1974, más los 28 de la Comisión Mixta en 2018, suman un total de 500, lo cuales abarcan más de 25 sectores estratégicos, tales como hidrocarburos, minería, telecomunicaciones y defensa.

Las reglas de la relación

  El informe explica que la expansión china se lleva a cabo a través de la instrumentación de la estrategia “Going Global Policy”, consistente en la exportación de capitales, principalmente préstamos comerciales que se promocionan como fondos de ayuda para el desarrollo.

  Pero a diferencia de las condiciones que la banca multilateral occidental solicita, los bancos de China para nada exigen disciplina fiscal, transparencia en el gasto, ni la aplicación de controles, ni la liberalización de mercados, pues tales exigencias son tenidas en el país oriental como injerencistas en asuntos internos de los países.

   Citando a expertos, el estudio refiere el estudio que el interés de China es promover oportunidades comerciales a largo plazo, garantizar contratos para sus empresas propiedad del Estado, exportar maquinarias y tener las commodities como garantías de pago.

Las condiciones

  Las condiciones exigidas por China para otorgar préstamos tienen tres modalidades, según otro especialista referido en el informe, la condicionalidad política, la condicionalidad arraigada y la condicionalidad emergente.

  Se explica que la condicionalidad política está explícita en documentos oficiales de política hacia América Latina y el Caribe en los que señalan que los países deben abstenerse de tener relaciones y contactos oficiales con Taiwán. De este modo, en 2000, el gobierno de Venezuela reconoció al gobierno de la República Popular China cómo único representante del pueblo chino, con el esquema una China y dos sistemas.

  La condicionalidad arraigada tiene que ver con la exigencia de China de participar activamente en los proyectos financiados con sus fondos, específicamente, contratar sus empresas y mano de obra, utilizar su tecnología y comprar sus insumos.

  Recuerda el reporte que los préstamos recibidos por Venezuela conllevaron la participación de empresas chinas como contratistas o proveedoras de insumos y tecnologías. El país asiático posicionó a sus empresas en los proyectos de variados sectores.

  La investigación de Transparencia Venezuela identificó 90 empresas y entes públicos chinos en variados proyectos.

  Entre estas empresas y entes públicos chinos destacan el informe destaca a China National Petroleum Corporation (CNPC), presente en 17 intercambios; China CAMC Engineering Co., Ltd (CAMCE) (17 intercambios); Huawei Technologies Co., Ltd. (17 intercambios); Citic Construction Co. (16 intercambios); Sinohydro Corporation (5 intercambios); China Petrochemical Corporation (SINOPEC) (6 intercambios); China Zhong Xing Telecommunication Equipment Company Limited (ZTE) (10 intercambios).

  De hecho, la participación china va más allá de la exploración y explotación de petróleo y gas, al lograr contratos de refinación y como proveedor de infraestructuras, equipos de capital e insumos para las actividades aguas arriba.

  La condicionalidad emergente es la que aumenta la dependencia del país receptor de la provisión de servicios del acreedor. De esta manera aumenta también la necesidad de nuevos créditos en el futuro para cumplir los acuerdos establecidos.

 Se advierte, por ejemplo, en los proyectos de telecomunicaciones y funcionamiento de los satélites, se ha incrementado la dependencia tecnológica pues no hubo una verdadera transferencia de tecnología.

 El pago de la deuda a través del envío de petróleo involucró dos tipos de contratos supuso un riesgo para Venezuela dada la volatilidad de los precios del crudo.

 El informe de Transparencia Venezuela hace mención a otro condicionante en las relaciones entre China y Venezuela, a saber, la condición de confidencialidad o secreto. El hermetismo y la confidencialidad es una de las características de los acuerdos entre ambos países.

Las reglas entre China y Venezuela

  En el intercambio rige que Venezuela reconoce una sola China y se abstiene de tener vínculos oficiales con Taiwán.

 Asimismo, los fondos para financiar proyectos de promoción del desarrollo económico y social limitan las oportunidades de las empresas y los trabajadores venezolanos. Prevalece la participación de las compañías chinas como contratistas y proveedoras de insumos y tecnología, así como la contratación de su mano de obra.

 Casi todos los préstamos se pagan con petróleo en las cantidades estipuladas en los acuerdos, a tasas de interés similares a las del mercado.

  La información de los acuerdos se maneja confidencialmente entre las partes.

  Los acuerdos contradicen las leyes venezolanas respecto a los arreglos del pago de la deuda del Fondo Conjunto Chino Venezolano con envíos de petróleo, los cuales comenzaron en 2007, pero solamente aparecieron en los tratados internacionales a partir de 2012, luego de varias renovaciones

 Venezuela asumió obligaciones en la segunda y tercera enmienda al acuerdo del Fondo Conjunto Chino Venezolano, que no pasaron por el control del Parlamento

  Al garantizarse los préstamos con la venta a futuro de petróleo, se incurre en una operación de crédito público garantizada con un privilegio sobre bienes o rentas nacionales, algo prohibido por el Decreto Ley Orgánica de Administración Financiera del Sector Público (Loafsp)

 La Oficina Nacional de Crédito Público quedó al margen de la mayoría de los acuerdos de financiamiento.

  La exigencia del secreto de la información de los acuerdos irrespeta los principios de la administración pública previstos en el artículo 141 de la Constitución, en el artículo 2 del Decreto de Ley Orgánica de Administración Financiera del Sector Público, en el artículo 8 del Decreto Ley Contra la Corrupción y normas de tratados internacionales suscritos por Venezuela.


 


 


 


 


 


 


 


 



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